STAFF/@michangoonga
Por muchísimo tiempo se ha tenido la creencia que, durante la prehistoria los hombres se dedicaban a cazar y las mujeres a recolectar, sin embargo, el descubrimiento de una mujer enterrada de hace nueve mil años con equipo de caza, podría replantear los roles de género en la sociedad prehistórica.
De acuerdo con la revista Science Avances, el descubrimiento de este entierro de la mujer cazadora de dio en la cordillera de los Andes, Perú en un lugar llamado Wilamaya Patjxa y, según los expertos tenía entre 17 y 19 años y se determinó su sexo tras pruebas de proteínas y esmalte dental.
Junto a los restos, encontraron armas como lanzas, puntas de proyectiles de piedra, cuchillo y escamas de roca que sugieren que cazaba animales de gran tamaño.
Todas esas armas eran utilizadas para derribar animales grandes y extraer sus órganos internos; también se hallaron herramientas para curtir y raspar las pieles de sus cazas, lo que significaría que era una mujer de caza mayor.
Dicha conclusión fue realizada por Randy Haas, un arqueólogo de la Universidad de California campus Davis, y un grupo de colegas que analizaron a detalle su participación en la caza de ciervos y vicuñas, parte importante de su dieta.
El hallazgo de la cazadora si bien es inusual, demuestra una división del trabajo en el territorio de las Américas, algo parecido a una participación igualitaria de ambos sexos en la caza, es decir que las primeras mujeres de América eran parte de los grandes cazadores.
Además, de acuerdo con los especialistas, se identificaron un total de 429 individuos de 107 sitios distintos; entre estos, hasta 27 fueron enterrados junto a herramientas de caza mayor de los cuales 11 eran mujeres y 16 hombres.
Asimismo aseguraron que la muestra fue suficiente para “garantizar la conclusión de que la participación femenina en la caza mayor no fue trivial”.
Además, el análisis sirvió para confirmar que la tumba de esta joven de Wilamaya Patjxa era el entierro de cazadores más antiguo registrado en América.