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#Morelia ¿Quién Era Marijo Y Por Qué Las Tarascas Amanecieron Con Su Nombre?

Michoacán este año se encuentra en el quinto lugar a nivel nacional de registros de homicidios dolosos contra las mujeres. María José fue asesinada en el año 2017 quedando en el olvido y en la impunidad, hoy las tres Uarhis de color negro gritan por ella que ya no tiene voz.


STAFF/ Eliza Flores.

Esta mañana las tres mujeres de piedra que se encuentran en el corazón de la ciudad de la cantera rosa amanecieron bañadas en agua roja y sosteniendo tres mantas exigiendo justicia por María José, una joven estudiante del quinto semestre de veterinaria que fue brutalmente asesinada en el 2017. Los medios de comunicación en aquel año solo la reportaron como una muerta más encontrada en la carretera Morelia- Atécuaro, no hubo un movimiento por ella, nadie colgó una manta con su nombre, nadie marchó exigiendo justicia, los medios de comunicación no siguieron su caso y así pasó a ser una mujer más en las sangrientas estadísticas de aquel año.

Era febrero del 2017 cuando María José Medina Flores fue asesinada. Marijo, como le decían con cariño sus familiares y amigos, estudiaba dos licenciaturas en la ciudad de Morelia, una era veterinaria en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y otra en inglés. Un jueves viajó desde su ciudad natal, Salvatierra, Guanajuato para hacer unos trámites escolares, y no regresó; su padre José Armando Medina nos contó su historia.

María José era una joven mujer con sueños y todo un camino por delante, desde niña sabía que quería ser veterinaria como su papá y su hermano, amaba los animales y la vida, era una persona muy creativa, muy sociable, muy “viva”, era cariñosa y risueña, disfrutaba mucho de ir al cine, ver películas con sus amigas y cuando tomaba un libro nada la sacaba de la lectura. Quienes la conocieron dicen que cuando entraba a algún lugar todo se iluminaba con su sonrisa, así la recuerdan, pero hace poco menos de 4 años todo eso se acabó, su sonrisa se apagó y a su familia y amigos les arrebataron la sonrisa.

Maria José salió de casa el jueves por la mañana para viajar a Morelia, venía a la ciudad a realizar su trámite de inscripción en la escuela de inglés, le comentó a su familia que el día viernes al terminar su papeleo volvería a casa, sin embargo, eso ya no sucedió.

El padre de Marijo, como él le sigue diciendo de cariño, no se preocupó de que su hija no volviera el día viernes, ya que muchas ocasiones su hija tenía que quedarse en la ciudad por cuestiones escolares, la llamó un par de veces, pero no pudo contactarla, por lo que decidió esperar al día sábado para preguntarle a qué hora viajaría de vuelta a casa.

Comienza la búsqueda de Marijo

El sábado desde las 7:30 de la mañana el señor Armando, su esposa y sus hijos comenzaron a marcar al celular de MariJo para localizarla, sin embargo, ya no entraban las llamadas al celular y en el teléfono de la casa nadie atendía los llamados. La familia comenzó a alarmarse y decidieron viajar a Morelia. Llegaron a casa de MariJo y no encontraron nada; su ropa, su cama, la sala, la cocina todo estaba en perfecto orden, no faltaba nada más allá que María José, comenzaron a crecer las incertidumbres por lo que se dirigieron a la entonces llamada Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) para reportar la desaparición de la joven.

“Cuando nos estaban tomando nuestras declaraciones en el área de secuestros de la Procu, nos comentaron que esa mañana del 18 de febrero del 2017 habían encontrado un cuerpo sin vida de una joven, pero que no correspondía con la descripción y señas particulares de Maria José” nos comentó el señor Armando con la voz entrecortada. “Yo tenía la esperanza de que mi hija estuviera de parranda en la playa con alguno de sus amigos” pero esa esperanza se acabó cuando horas más tarde, el hermano menor de MariJo reconocería su cuerpo; había sido asesinada con un balazo en la frente, y presentaba signos de violación y tortura.

Los padres de MariJo se enteraron de la muerte de su hija en el estacionamiento de la Procuraduría de Justicia del Estado de Michoacán.

“Desde ese día se abrió una carpeta de investigación por el delito de homicidio de mi hija y hasta el día de hoy no se ha hecho justicia. Yo vi en televisión nacional como todos hablaron de Jessica y también de la enfermera Xitlali, pero por mi hija nadie hizo nada, las autoridades no han hecho nada por ella y yo quiero que se conozca el nombre de mi hija, que se le haga justicia, han pasado tres años y dejaron ir libre al culpable”, comentó entre lágrimas el padre de María José.

La investigación de la PGE no encontró culpables

“Las autoridades dijeron que era un caso difícil, pero fuimos nosotros (la familia) los que comenzamos a armar la historia de mi hija” dice el señor Armando y siguió “Supimos por sus amigas que Marijo salió a festejar un cumpleaños a un bar en la zona Sur de Morelia, ella y cinco más fueron a el lugar que se llama Barezzito en Altozano; cuatro de sus amigos eran de la facultad de Derecho y una más de la facultad de Veterinaria, los videos del lugar confirman que María José estuvo en el lugar y que llegaron poco después de las ocho de la noche, tomaron una mesa y comenzaron a platicar y bailar”.

Cuenta el señor José Armando que gracias a los videos y testimonios supieron que en una mesa cercana había cuatro hombres, los cuales llegaron sin compañía femenina y cerca de la media noche. Uno de ellos se acercó a platicar con María José; sus amigos comentaron que no lo conocían, pero que para MariJo no era ajeno, ya que aquel hombre también era de Guanajuato.

En las cámaras de seguridad se podía apreciar que cerca de la 1:30 de la madrugada, María José y el sujeto salieron al estacionamiento del centro Comercial Altozano, sin embargo, la gerencia del centro dijo que, la cámara de vigilancia de esa zona no servía por lo que no se pudo determinar qué sucedió en ese momento. MariJo regresó en compañía de él a la mesa y pasaron un poco más de tiempo ahí y después se retiraron.

Mediante la sábana de llamadas que pudo obtener la PGJE se pudo saber que María José hizo unas llamadas telefónicas entre una y dos de la mañana, y que pasadas las tres de la mañana de ese viernes 17 de febrero del 2017 el celular dejó de transmitir señal.

Maríajo estuvo en manos de su asesino más de 24 horas, durante ese tiempo fue violada y golpeada innumerables veces de su cintura hacia abajo, fue asesinada de un balazo en la cabeza y su cuerpo fue abandonado en la carretera de Morelia-Atécuaro la madrugada del sábado 18 de febrero.

La SEMEFO recibiría el cuerpo de María José cerca de las 9:00 am, la autopsia forense reveló que perdió la vida el día 18 de febrero del 2017 cerca de las cinco de la mañana por un impacto de bala en la cabeza.

“Desde ese día todo ha sido un viacrucis, no hay avances en la carpeta de investigación, un año y medio después pudimos localizar el perfil de Facebook del tipo con el que María José se fue esa noche. Es un amigo de uno de los jóvenes con los que mi hija salió a festejar el cumpleaños. La Fiscalía lo citó para declarar, pero este hombre dijo que no conocía a María José, que él no estuvo ese día en Barezzito, a pesar de aparecer en los vídeos y los testimonios y pese a ello, se fue libre. Las autoridades tenían todo para detenerlo y no lo hicieron, incluso se presentó a declarar con el mismo reloj que portó la noche de la desaparición de mi hija y las autoridades lo dejaron ir”, comenta el papá de MariJo con mucha tristeza y rabia.

Quien se consideraba el presunto responsable por la muerte de María José en su declaración dio fechas distintas de su presencia en Barezzito, las autoridades nunca corroboraron con los videos del lugar que la coartada de ese hombre fuera cierta, además de que dio nombres falsos de sus presuntos acompañantes.

La Fiscalía también pudo localizar el celular de María José en Uruapan, sin embargo, ya había pasado mucho tiempo desde que le habían arrebatado la vida a la joven estudiante. En el celular ya no había fotografías o registros de lo que había sucedido aquella noche.

Esa fue toda la investigación, fue todo lo que hicieron, ha pasado otro año y medio desde esa declaración y no han podido hacer que declare nadie más, ninguno de los otros tres hombres que acompañaban a aquel con el que se fue mi hija, las entrevistas que debió haber hecho la fiscalía solo se alargan, me han dado mil y un pretextos, hasta pareciera que encubren a alguien. Este año solo me ponen de pretexto la pandemia para no actuar y no citar a declarar a nadie más, yo lo único que quiero es que se haga justicia”, finalizó el señor José Armando.

En estos últimos meses, Michoacán se ha cimbrado con los asesinatos violentos que hemos conocido, y este no deja de recordarnos a Nilda, quien también era estudiante de veterinaria; o el caso de Jessica quien también salió con una persona conocida y no regresó a su hogar. Como éste, ¿cuántos feminicidios más están en el olvido? ¿Cuántos asesinos más quedaron impunes? ¿Cuántas mujeres asesinadas más se quedarán sin justicia? ¿Qué se tiene que hacer en este estado ausente y feminicida para que los casos se resuelvan y exista justicia? Hoy vemos este reclamo público, con la esperanza de que las autoridades hagan ahora su trabajo.

“Queremos justicia para Marijo, y lo que se tenga que hacer para que no se olvide su nombre, lo haremos” dijo su padre casi al final de la entrevista.

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