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Todas las cartas de amor son ridículas… // By @Ruy_Carreno

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Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.

Por Ruy Carreño

“Quién me diera el tiempo en que escribía / sin darme cuenta / cartas de amor / ridículas.” (Fernando Pessoa).

En la era digital; donde es innegable el predominio de las redes sociales, los textos sintéticos y mensajes rápidos; ha venido en desuso el arte de escribir cartas a mano; en gran medida gracias a los avances tecnológicos, ya que podemos estar comunicados con cualquier persona, en tiempo real en cualquier parte del mundo.   Sin embargo, para Camilo Marks, crítico literario del diario El Mercurio de Chile “la adicción a la tecnología es mucho más grave; te tiene absolutamente todo el día conectado. Conectado con un mundo que no conoces, con un mundo fantasma, con un mundo en el cual no hay absolutamente ninguna comunicación” (El Mercurio, 4 de febrero de 2013).

postal carta

Hasta la década de los 90´s el género epistolar, gozaba de una vasta riqueza literaria; ¿cuántas historias se han entretejido entorno a este género? Cartas diplomáticas, de evangelización, de amor o de estrategias de guerra; infinidad de textos escritos en diferentes épocas por distintos personajes, evoca la memoria; Beethoven y su “amada inmortal”, Abelardo y Eloísa, Jaime Sabines y “Chepita”, Borges y Reyes; son sólo algunos ejemplos de cartas cruzadas o relaciones epistolares entre cómplices, amantes y amigos; cada letra ahí escrita, es una presencia, un instante eterno en la mirada de quien las lee, una carta, marca un antes y un después en la historia personal del remitente y del destinatario en el sobre; en ellas jugamos con la elegancia, las formas y las grafías del   lenguaje; la caligrafía es el sello personal de quien escribe.

Pero, “¿de dónde habrá surgido la idea de que las personas podían comunicarse por carta?”, preguntaba Kafka (por cierto en una carta) a su amante Milena Jerenská. Tal vez, cuando a Dios se le ocurrió inventar las distancias, a los seres humanos, en uso de su libre determinación, se les ocurrió construir puentes  indestructibles de palabras; así las cartas se constituyeron en ese medio.

carta Kafka

La curiosa pregunta de Kafka cobra mayor relevancia en un mundo digital como el nuestro; en el que la arcaica forma de comunicación epistolar prácticamente no existe. Pensar que alguna vez existieron las palomas mensajeras, es tan remoto;  ahora, las palomas generan problemas serios, según el color (blanco o azul), sólo que están atrapadas en la pantalla de un teléfono celular y vuelan a la velocidad de la red.

¿Desde cuándo no escribe una carta a puño y letra? Tal vez nunca lo ha hecho. Hoy en día al revisar el buzón (o abajo la puerta), podemos encontrar uno que otro sobre, con el pago de teléfono, del agua o la luz, el pago de su tarjeta de crédito, el pago, el pago… Nadie escribe cartas de amor ridículas.

Ante la destrucción que sufre el lenguaje; las cartas representan una forma razonada de comunicar sentimientos, como la amistad y el amor.

Palacio Postal

En los últimos meses he visitado el Palacio Postal en más de cuatro ocasiones; es una experiencia hermosa. Escribir una carta, representa todo un ritual, un viaje al pasado, una forma de revelarse contra el caótico mundo virtual; es también un acto de fe, el remitente, siempre escribe con la esperanza de que ese pedazo de papel atraviese los mares y llegue a su destino.

Espero que después de leer estas líneas, usted se atreva a revivir una de las formas más extraordinarias de comunicación; donde el WhatsApp, el Messenger, el Facebook y el e-mail, son parte de lo común. Sorprenda a su novia o novio, amante o amiga; y déjese sorprender; “al fin y al cabo / sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor / sí que son ridículas” (otra vez Pessoa).

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