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Breve análisis sobre los problemas de Michoacán// By Marco Ballesteros

CHANGOONGUEANDO CON

Por Marco Ballesteros

En estas vacaciones, ante la obligada reflexión y el examen de conciencia  obligado por las fechas, pero sobre todo ante los acontecimientos ocurridos en el terruño y para contestar  respetuosamente la “Fotografía”  maniquea y tendenciosa de Christian Tapia, publicada el 30 de marzo de 2015, recordé los lemas de las administraciones gubernamentales y de las campañas políticas pasadas. Quizá esos lemas gracias al marketing político, se grabaron no solo en mi subconsciente, también en la memoria colectiva.

De esta forma, recuerdo aquel jocoso slogan de la administración de Leonel Godoy, Michoacán Trabaja, en pleno inicio de la crisis económica del Estado, nación y nuestro vecino del norte, cuando aparentemente la estabilidad monetaria de la entidad iba en picada, el argot popular exclamaba y completaba la frase Michoacán trabaja… ¿para quién?

Así mismo, del baúl de los recuerdos de mi mente retorcida, rescato otra frase que entre la mercadotecnia electoral y el derroche de recursos en camisetas, despensas, pavimentaciones, monederos electrónicos, tarjetas de prepago de telefonía, entre otras formas estúpidas de tirar el dinero por la borda. La F mayúscula detrás de un fondo rojo me recordaba el fascismo de mediados del siglo XX y su frase Michoacán merece respeto aparentemente exaltaba la necesidad de recomponer las cosas en la entidad ante la oleada de violencia desatada durante el sexenio del presidente Calderón, mediante la recomposición del tejido social y la atracción de infraestructura e inversión para el crecimiento y desarrollo de la entidad.

A Michoacán ni llegó el respeto, mucho menos la inversión y recursos económicos, la violencia se disparó mientras la entidad federativa con mayor frecuencia salía en cadena nacional entre noticias sensacionalistas que en lugar de información presentaba crónicas mórbidas dignas del mil veces heroico y extinto Alarma! Michoacán se gobernó con un mandatario ausente y enfermo que alternaba con su secretario de gobernación ahora preso por sus nexos con el crimen organizado. El  slogan oficial versaba Michoacán, compromiso de todos, mientras el vox populi señaló abiertamente por todo medio posible que el gobernador en realidad era un profesor de Arteaga y la Federación aparentemente no manifestaba del todo el supuesto compromiso con la entidad.

En el último año, ante el surgimiento de grupos de autodefensa, recuerdo el reciclaje de una campaña publicitaria de la década de los noventa donde se intentaba promover el turismo de un territorio con altos índices de violencia, pobreza, migración y marginación con la participación de Luis Gerardo Méndez  un acto de medio pelo que participó en algo llamado nosotros los nobles, un churro más del cine mexicano que pasó sin pena ni gloria por las salas de este país.

Finalmente y aunque parezca redundante, a falta de recursos, seguridad, gobernabilidad, infraestructura e inversión, este 2014 tuvo un “gobierno” interino encabezado por el ex rector Salvador Jara Guerrero, quien funge como títere de la Federación y anteriormente de Alfredo Castillo, ex comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán. Castillo en teoría ostentó una gran responsabilidad, dudo de su éxito tras no poder encontrar hace unos años a una menor debajo de un colchón; además, aunque la nueva administración señala que busca Trabajo y desarrollo en su slogan, como ciudadano de a pie no observo resultados sustanciales en materia política, económica, social y de seguridad. Podré ser pesimista apreciados lectores, pero este Estado no tiene un peso partido por la mitad y su soberanía fue violentada y perdida.

Ante este breve análisis, incompleto quizá porque hay mucha tela de donde cortar, al menos en los últimos años, el caso de Michoacán se observa atípico, paradójico,  envuelto en problemáticas sociales, políticas, económicas y de seguridad. Quizá soy malpensado pero hasta cierto punto este tipo de causales sin resolver,  como ciudadano me hacen pensar que tales no se quieren solucionar o son inducidas por la misma Federación. Entonces yo pregunto y especulo: ¿cuáles son los intereses que se tienen sobre la entidad? Este proceso de crisis por el que se atraviesa desde hace al menos un década y en el que no se han dado muestras de mejoría ¿es para debilitar a los liderazgos regionales o grupos gremiales de la entidad? Ventajosamente ¿se nos quiere convertir en el patio trasero del Estado de México?

Nuevamente después de esta especulación morbosa, desde el plano personal y con el ocio que me aqueja en vacaciones, señalo que el caso de Michoacán en el pasado reciente es tan ilógico. Técnicamente podría ser una potencia agro-ganadera a nivel nacional, pero a falta de infraestructura e inversión necesaria, además del creciente rezago tecnológico y  educativo, la economía de la entidad se sustenta a partir de la prestación de servicios turísticos y de las remesas de los migrantes. Por lo tanto si al interior, faltan condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo económico, el panorama regional se agrava con la  inseguridad y violencia prevaleciente.

Bajo la premisa de que Michoacán tiene potencial para la generación de una economía sustentable, en crecimiento y desarrollo continúo, pero con los tópicos anteriormente expuestos es poco posible, podemos agregar que además de la falta de condiciones otro problema recae directamente en el pésimo ejercicio de los recursos públicos por las administraciones pasadas y presentes que en periodos electorales, con sus diversos programas de asistencia social, políticas públicas y demás, solo le dan al pópulo  pan y circo”, sin preocuparse por incrementar la producción estatal y la inserción de la población a la vida económica activa con mecanismos y actividades eficaces pensadas a mediano y largo plazo.

Si a este cocktail de problemas agregamos la recesión de la economía norteamericana entre 2008 y 2013 y el operativo Michoacán del gobierno Federal a finales de 2007, podemos sutilmente observar que la economía estatal y de sus regiones comenzó a desarticularse. Las remesas de Estados Unidos representan el primer ingreso activador de la economía estatal mientras que la actividad agrícola generada por el narcotráfico alcanzaba para generar circulación de numerarios al interior.

Al desarticular a los pequeños productores que sustentaban la economía local y generaban una derrama económica en la entidad, tenemos como resultado un Estado al que se le minaron los recursos que sustentaron su liquidez al menos en las últimas décadas. Por lo tanto la debacle de Michoacán en materia económica, además del saqueo, es por el agotamiento de sus fuentes económicas legales e ilegales; lo ultimo lo señalo bajo el análisis económico y nunca para justificar dicha actividad.

Cabe señalar entonces, que al existir estas condiciones materiales deplorables es lógico que aumente la tensión social y los problemas de seguridad. No obstante, hay otros acontecimientos que ponen la cereza en el pastel, las elecciones de 2011 y 2012:

En Michoacán se tenía vaga  la esperanza de que con la llegada del PRI a la entidad y a la Federación, la situación fiscal, económica y de seguridad mejoraría. Tras dos gobiernos perredistas, inocentemente el pueblo confiado otorgo su voto en bloque a cambio de la mejoría de sus condiciones materiales,… y una que otra despensa, camiseta, torta, apoyo económico o en especie. Sea como sea, por medio de la cooptación y/o el sufragio se esperó que después de varios años de “vacas flacas”, a Michoacán le fuera “bien muy bien” como pregonaba Felipe Calderón.

Lamentablemente la ciudadanía y quienes planearon el rumbo de esta entidad no presupuestaron que aunque tomaron y respaldaron al candidato con mejor imagen y reputación política, este no iba a terminar por enfermedad y escándalos su mandato, que la población se armaría y cansaría de los años prolongados de miseria, desigualdad social,  marginación, inseguridad y abusos.

Nuevamente pregunto, y ante lo que ocurre en Michoacán ¿Dónde  se encuentra la Federación? Pues las cosas continúan igual o peor en los últimos años; la economía colapsada, el pequeño contribuyente en bancarrota, los proveedores del Estado sin recibir pago alguno, la población manifiesta su hartazgo, quizá se me vayan casos y fenómenos en esta reflexión, no obstante,  a pesar de ello parece que a nadie le interesa mover un dedo.

A Michoacán no llegaron recursos suficientes, y los pocos disponibles se utilizaron para intentar sanear levemente algunas de las penurias fiscales existentes. Por ende, no se establecieron medidas estructurales para la recuperación económica de la entidad. De esta forma, a pesar de las diferencias sociales al existir poco circulante y escasa capacidad de oferta y demanda, todos somos víctimas de la situación económica y política de la entidad, que a la postre al menos desde hace casi tres años no sabemos quién gobierna, legal o fácticamente.

Finalmente amigos lectores, aunque solo soy un humilde narrador de mi humilde visión de esta mórbida y cruenta historia que para nada cuenta con un final feliz, Michoacán es ultrajado, violentado y saqueado por lacras mexiquenses, instaladas en diferentes sectores del organigrama del gobierno estatal a costillas y expensas de la Federación. Duele saber que la soberanía, el estado de derecho y la legitimidad sean coartados, al igual que la seguridad; por ello ante la ausencia de paz puede explicarse la ausencia de prosperidad económica.

Argumento la ausencia de soberanía con base en el artículo 11° de la Constitución estatal donde se expresa que: “El Estado de Michoacán de Ocampo es libre, independiente y soberano en su régimen interior, de conformidad con lo prescrito en esta Constitución y en la General de la República.” Pero en teoría se gobierna arbitrariamente por medio de un emisario de la Federación o un ex rector, los cuales sólo han metido las narices para empeorar las cosas y sin respetar el pacto federal, se ha pasado la soberanía por el arco del triunfo, atributo que teóricamente, de acuerdo con el artículo 12° “…reside esencial y originariamente en el pueblo, y se ejerce por medio de los poderes públicos, en los términos que establece esta Constitución”,  pero en la práctica los ejerce un títere y un titiritero de poca monta. Lo cual desde luego justifica el descontento social y los levantamientos armados.

Finalmente, de acuerdo con la fracción II del artículo 6° de la Constitución Estatal, en teoría los michoacanos deberían “…ser preferidos para los empleos, cargos o comisiones de nombramiento de las autoridades y en las concesiones que otorgue el Estado. Creo que me uniré al clamor popular: Michoacán debe ser gobernado por  y para los michoacanos. El gobierno federal ¿está consciente de  lo que pasa en la entidad? O de plano le importa un cacahuate lo que se cocina en la región; a menos que sea un fenómeno inducido desde esas esferas, el análisis de conciencia que en esta noche de ocio realizo me resulta desilusionante.

Post Data:

Respetuosamente contesto a tu pregunta estimado Christian, trabajo desde mi trinchera para que Michoacán sea mejor, pero es necesario que los vividores que están en el poder y en los diversos puestos educativos se alejen pues carecen de capacidades para ostentar un cargo. Soy orgullo de ser michoacano, pero me duele la porquería en que consciente o inconscientemente han convertido al Estado. Si Ocampo los viera se revolcaría en su tumba ante las pésimas administraciones y mecanismos político económicos establecidos.

 Finalmente, como fotógrafo quedaste a deber, como escritor no se diga, tu texto parece un clamor por votos a favor de tu partido.

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