Las posadas y la Navidad
Por Fernando Juárez «El Sargento»
Supuestamente las posadas son la representación del camino que tuvieron que recorrer María y José la noche en que Jesús tenía que nacer, basándonos en el relato bíblico donde en todas las puertas que tocaban les negaban la entrada por considerar que se trataban de unas personas sospechosas por andar a esas horas en la calle y fue en la posada más pobre, en el establo con los animales el único lugar donde pudieron hacerles un espacio.
Ahí podemos explicar dos cosas que suceden en las fiestas que se están celebrando en estos días en todos lados, la primera de ellas el cantico que se repite como mantra satánico donde la afinación no es uno de los requisitos para ser entonado y la segunda la existencia de tantos animalitos en todos los nacimientos que se colocan al pie del árbol.
Imagino que todos tuvimos o tenemos uno de esos peces de barro que desafían las leyes de la física al poder estar nadando o volando sobre una espejo o un pedazo de papel aluminio arrugado, eso sí, con una sonrisa en la boca.
También imagino que todos hemos roto las leyes de la biología al poner venados, renos, osos y hasta ardillas en un ecosistema que supuestamente era desértico, y claro está, no puede faltar la presencia de los reyes magos acompañados por un Santa Claus casi siempre hecho de otros materiales ajenos al nacimiento.
De hecho en un auténtico nacimiento mexicano podemos desechar las teorías de la evolución pues existen en el mismo espacio gigantes pastores de barro del tamaño de un elefante y al lado borreguitos caminando junto a gallinas, pollos, leones y jirafas, todos siendo guiados por un ángel que esta trepado sobre un pesebre que viola todas las normas de construcción, en el que descansa un niño dios de unos 40 cm de largo.
En otros temas espero estén disfrutando estos días y preparándose para la Navidad, fechas que se tratan de gastar lo que no se tiene, para quedar bien 30 segundos en lo que abren el otro regalo. Pero espero que los regalos que les den sean de corazón, aunque sean chiquitos o no muy caros.
Por esta ocasión es todo, ya les contare en la siguiente columna cuantos calcetines me tocaron.
