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10 preguntas para los mexicanos/ By @indiehalda

Por Oscar Hernández

Oscar vive con su esposa, su biblioteca musical, su perro y su gato en el sur de la ciudad más guapachosa del hemisferio occidental.  Una extraña mezcla de hipster, Godinez, otaku y cargador de central de abastos, Oscar opina de casi todo, regularmente sólo para quejarse. A Oscar le gusta el post-rock, Haruki Murakami, los atardeceres, el Boing de tamarindo y -para su desgracia- todo lo que engorda, alcoholiza o es socialmente reprobable. Pero hey, se la pasa bastante bien. Su columna habla del acontecer económico, político, social y cultural del DF visto por un moreliano de corazón.
Oscar vive con su esposa, su biblioteca musical, su perro y su gato en el sur de la ciudad más guapachosa del hemisferio occidental. Una extraña mezcla de hipster, Godinez, otaku y cargador de central de abastos, Oscar opina de casi todo, regularmente sólo para quejarse.
A Oscar le gusta el post-rock, Haruki Murakami, los atardeceres, el Boing de tamarindo y -para su desgracia- todo lo que engorda, alcoholiza o es socialmente reprobable. Pero hey, se la pasa bastante bien. Su columna habla del acontecer económico, político, social y cultural del DF visto por un moreliano de corazón.

Al inicio de esta semana, Alfonso Cuarón publicó en diarios nacionales un sentido cuestionario dirigido a nuestro vituperado líder del ejecutivo federal, al respecto de la reforma energética. Que cuándo bajarán los precios, que cómo evitará la corrupción y el enriquecimiento desmedido, que cómo conseguiremos la lana que ya no entrará por petróleo a las arcas nacionales, etcétera.

Siguiendo el ejemplo del charolastra mayor, hoy quiero interrogar al que sin duda es el máximo responsable de la tragicomedia nacional: usted, amigo lector. Usted es el engrane que mantiene este motor andando, y por ello quisiera sondear la calidad de su papel en tan importante misión:

  1. ¿Qué tan bien se mantiene informado? ¿Utiliza el internet para mantenerse al tanto de lo que ocurre en su país o nomás entra a chatear, jugar Candy Crush, sacar recetas de cocina o trollear al prójimo?
  2. ¿De qué gira el debate en su casa, su oficina o su escuela? ¿Sobre temas de relevancia nacional o sobre el fútbol, el último eliminado del reality show del domingo o sobre la última puntada del peor actor del momento?
  3. ¿Cuántos libros lee al año? Me imagino que muchos porque cada que un escritor fallece las redes sociales se atiborran de acérrimos fans del recién fallecido.
  4. ¿Realiza usted alguna actividad cultural: museo, muestra de cine, ópera, ballet, teatro? ¿Lo hace para incrementar su acervo o nomás por presumir su erudición y la foto pal face?
  5. ¿Lleva a cabo actividades de ayuda social? Ojo: no cuenta sólo poner la monedita en la alcancía, sino realmente hacer algo para mejorar su comunidad
  6. ¿Actúa de acuerdo a los preceptos de la religión que profesa? ¿O es uno de los tantos religiosos que después de los golpes de pecho siguen los golpes al prójimo?
  7. ¿Sigue las reglas -pilares de la convivencia social- o cree que no son para usted, y por ello evade impuestos, rebasa el límite de velocidad,  no usa los puentes peatonales, deja las gracias de su mascota en la calle o se roba el internet del vecino?
  8. ¿Valora el trabajo ajeno? ¿Deja propina, compra sin regatear al artesano, paga lo justo a su empleada doméstica?
  9. ¿Le gusta la vida fácil? ¿Compra piratería, fomenta el comercio informal, hace uso de coyotes para cualquier trámite, se vale del conocido para acelerar las cosas?
  10. ¿Qué tan congruente es usted entre lo que dice y hace? ¿Condena el narcotráfico pero le llega al porrito? ¿Se queja de la corrupción pero no duda en dar mordida? ¿Critica al dueño de los Clippers mientras le grita naco asalariado al mesero que no le trajo la cuenta rápido?

La labor de Peña Nieto puede ser todo lo criticable posible, pero lo es mucho más nuestra labor como sociedad, causante principal de este encantador desmadrito llamado República Mexicana.

Mientras esperamos las respuestas de la reforma energética, la mitad de los niños del país no saben qué comerán mañana, el norte se desangra, la justicia se burla del desvalido y a nosotros todo eso seguirá importándonos poco o nada, siempre y cuando la desgracia no toque nuestra puerta.

Las respuestas de este ni de ningún otro cuestionario contestarán la pregunta más importante: ¿Por qué, teniéndolo todo, sencillamente no logramos nada?

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