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Junto con la trágica muerte de una mujer de 42 años, además de cientos de hogares inundados la noche del martes y madrugada de este miércoles al norte de Morelia, las aguas también subieron hasta las puertas y ventanas de varios vehículos en distintos puntos de la capital michoacana, provocando que sus dueños, varias familias incluso, se quedaran varadas durante buena parte de la madrugada.
A la mayoría los sorprendió la tormenta cuando emprendian el viaje de retorno a sus hogares. En la primera gasolinera de Salida Salamanca tres autos fueron copados por el agua encharcada, dos de ellos junto a las bombas despachadoras de combustible, sin dueños que estuvieran presentes a la redonda al momento de realizar el recorrido.
En cambio, los propietarios de los restaurantes y tiendas aledañas se afanaban por limpiar las coladeras de la zona y apilar desperdicios, mucha basura atorada que propicio tales encharcamientos. Unos trabajadores de la tienda de autoservicio de la estación quedaron aíslados en medio del gran charco.
«Nos agarró de sorpresa la mera verdad, nunca esperabamos algo así. Perdimos todo, alimentos y mobiliario, mesas, sillas y comida se nos echaron a perder de una sentada pues el agua nos arrebasó», refiere uno de los restauranteros afectados quien calcula una pérdida inicial de 10 mil pesos. «La gente es muy sucia y sobre todo en carretera se les hace fácil tirar basura y se va acumulando como sucedió hoy», refiere el empresario mientras sigue acumulando más basura al tiempo que indica que ninguna autoridad, ni siquiera una patrulla, habían visto por el lugar no obstante los reportes de ser una de las zonas más afectadas.
Sin paso por Torreón Nuevo
Mientras tanto, en el camino principal que conecta a Morelia con fraccionamientos de Tarimbaro como lo son Galaxia y Puertas del Sol por Torreón Nuevo, una treintena de automovilistas aguardaban en otra gasolinera, esperando a que el pantano que emergió en el lugar bajara de nível. Y no fueron pocos los conductores y acompañantes que quedaron atorados al intentar la hazaña de cruzar 10 metros entre lodazal y un nível de agua que rebasaba los escapes, no quedando de otra más que bajarse a empujar el carro en plena charca.
Así, taxistas, jóvenes y algunas familias tuvieron que aguardar esperando a que bajaran las aguas, algunos por espacio de más de cuatro horas. Los entrevistados en el lugar también refirieron no haber visto u observado alguna patrulla o vehículo oficial que realizará alguna maniobra o que requiriera pasar para efectuar alguna inspección: