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El precio de la libertad/ by @AnnHiellow

Por Ann

Nací en el DF en pleno verano. Soy maestra, freelance, instructora, redactora, columnista y todóloga. Disfruto de leer, pintar, escribir, chacotear en conciertos y he de confesar que una de las cosas que más disfruto en la vida es comer garnachas en mi casa viendo películas con mi familia y mi perro Isabel. El objetivo de este espacito es regalarles un chisporroteo de reflexión, despertar ese gusarapo de la curiosidad que dormita en lo más profundo de sus macetotas, además brindarles un ratito agradable y de descoque reflexivo.
Nací en el DF en pleno verano. Soy maestra, freelance, instructora, redactora, columnista y todóloga. Disfruto de leer, pintar, escribir, chacotear en conciertos y he de confesar que una de las cosas que más disfruto en la vida es comer garnachas en mi casa viendo películas con mi familia y mi perro Isabel. El objetivo de este espacito es regalarles un chisporroteo de reflexión, despertar ese gusarapo de la curiosidad que dormita en lo más profundo de sus macetotas, además brindarles un ratito agradable y de descoque reflexivo.

Ayer leí la noticia sobre el estado de salud de Nelson Mandela; tuvo una recaída tras haber salido de la neumonía pero al parecer ya se encuentra mejor.

Nelson Mandela luchó durante 67 años contra el régimen racista del apartheid, impuesto por la minoría blanca de Sudáfrica hasta 1994. Este régimen aislaba a la población de color, impidiéndoles  vivir como iguales.

Tras pasar 27 años en la cárcel, Madiba fue galardonado con el premio Nobel de la Paz en 1993 y se convirtió, un año después, en el primer presidente negro de la historia de Sudáfrica.

Increíble ser discriminado o apartado en tu propio país, y desgraciadamente, México no es la excepción.  ¿Recuerdan el caso de Jacinta, una mujer otomí que vendía aguas de sabor en un mercado en Querétaro? Pues a Jacinta la encarcelaron injustamente argumentando el presunto secuestro de seis agentes de la AFI (ya mero que iba a poder secuestrar a seis gorilas). A pesar de tener una docena de testigos diciendo lo contrario, permaneció tres años tras las rejas y liberada por amnistía internacional. A pesar de ser declarada inocente, la Procuraduría General de la República (PGR) y no se ha realizado ninguna investigación sobre el proceso judicial viciado que la llevó a prisión.

Otro caso es el del maestro tzotzil Alberto Patishtan Gómez, miembro de la Voz del Amate, es desde el 2000 uno de los más importantes presos indígenas y de conciencia en México.

Fue detenido en 2000 y luego sentenciado a 60 años de prisión, acusado de dar muerte a siete policías en el paraje Las Limas (El Bosque) en junio de aquel año. En la misma sentencia fue exonerado otro acusado, Salvador López González, base de apoyo zapatista, porque el juez consideró que el único sobreviviente, Rosemberg Gómez, no se condujo con verdad cuando lo señaló (…).»Quienes lo conocen saben de su inocencia manifiesta y su fuerza moral. La condena es una venganza de las autoridades por tratarse de policías muertos», señala la nota firmada por el periodista Hermann Bellinghausen para La Jornada del 27 de octubre del 2011.

Y así, incontables ejemplos, donde en un país, tu propio país, el ser indígena es casi pecado mortal, aunque la constitución diga todo lo contrario.

El ser libre, el poder ir y venir, decir y hacer, son un verdadero privilegio por el que mucho aún luchan y mueren cada día por conseguirlo.

Nuestra tarea está en analizar, reflexionar y por todos los cielos, actuar en el mundo real, las redes sociales son de chocolate.

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