Pinta Magenta
Por Loralach
¡Buen día, miércoles! Si fuera la ocasión, despertarías pensando eso, porque no solamente es mitad de semana, sino que el solecito está a todo lo que da y pareciera que el día estará de lo mejor. Pero definitivamente, no es un miércoles común y corriente… nop… hoy van a suceder algunas situaciones con las que terminarás deseando matar a un cristiano, como dice la frase, pues bien pudiera ser un judío, o ateo (gracias a Dios), o cualquier persona que tenga la peculiaridad de estar vivo y respirando.
Ya en chinga en la rutina, no reparas en qué momento comenzaste con tus actividades obligatorias cuando tu mañana se ve superada por la compañera de al lado que está con el teléfono pegado y cuya voz de silbato parece que se hace más grave mientras continúa conversando. Simplemente te enloquece y no porque sea la primera vez que sucede esto, inexplicablemente te vuelve loca de un instante a otro.
En el transcurso del día suceden “una serie de eventos desafortunados” que seguramente te sacaron de quicio hasta llegar al punto de querer darte un tiro, cuando descubres que “te está bajando”. Así es… eres víctima de un ataque de hormonas frenéticas que buscan desparecer cualquier organismo vivo a base de gritos, berreos y escenas bélicas que rondan por tu cabeza y que escapan a la imaginación con una expresiva y psicótica sonrisa.
Y es que, aunque podemos elegir cómo sentirnos y controlar cómo actuamos, nosotras las mujeres solemos perder la cabeza en depresiones absurdas, reacciones iracundas y felicidad desmedida cuando de hormonas se trata.
Entre mitos y tabúes que todavía abundan respecto a la menstruación, las féminas solemos comportarnos con mucha discreción o diría “vergüenza” cuando se trata de este proceso biológico que es ¡naturalmente natural!
Desgraciadamente el periodo siempre se relaciona con pena, reserva, malos olores, trastornos emocionales, cuidado en el atuendo, hinchazón y cientos de palabras más que no terminan por describir este hecho. Nunca nos enseñan, fuera de lo anatómico, a conocer realmente nuestro cuerpo y recibir la regla como esa “manera de recordar la habilidad de las mujeres para crear vida”.*
Es cierto que cada 28 días hay que lidiar esa una ardua batalla, no obstante, podemos aceptarlo tranquilamente sabiendo que existen maneras de cuidado e higiene que no necesariamente siguen los decálogos del consumismo global donde las toallas, tampones y medicamentos químicos prometen una supuesta armonía con nosotras mismas.
¡Pinta Magenta! Guaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… que me tiene loca y peleada con el mundo y sus habitantes…
La neta es que mientras no sepamos realmente de qué manera funciona nuestro cuerpecito, porque cada uno es diferente, no podremos evitar sentirnos desesperadas, ansiosas, sucias y avergonzadas.
Eres tú misma quien puede darse a la tarea de reconocer qué te hace sentir mejor si le das la oportunidad a tu cuerpo de hablar y expresar libremente lo que le sucede.
Sin duda pueden seguir este tema con detención siguiendo a “La Carpa Roja”* en feisbuk, una comunidad moreliana que está exclusivamente dedicada a nosotras y nuestra regla.
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