El PRI y el canto de las sirenas
Por Toño Aguilera
Tras 10 años fuera del poder político y económico del estado y el país, el PRI se reagrupó con el sólo objetivo de retornar al gobierno, y para ello exaltó a los cuatro vientos de que había dejado atrás su viejo y muy propio legado de corrupción, autoritarismo, tráfico de influencias, inclinación al fraude, nepotismo, saqueo y otras linduras que vienen a la mente cuando se piensa o se habla del PRI.
“Misma experiencia, diferente actitud” aseguraba y perjuraban a través de spots, campañas publicitarias, entrevistas y otros medios de propaganda, sin embargo en apenas 11 meses en el poder en Michoacán, es evidente que este partido no cambió en nada su tradicional comportamiento y prácticas políticas.
En estos meses, la mano dura del priísmo ha caído con todo su peso hasta tres veces en contra de los movimientos estudiantiles, se disparó la delincuencia del fuero común, esa que es la que más afecta, se forzó a una contención de la economía estatal y hasta la fecha dudo que se hayan creado fuentes de empleo.
Sin embargo lograron uniformar las voces periodísticas para mantener un control de daños a todos los problemas que día a día surgen en Michoacán y como contención a sus propios errores.
Pero, a pesar de que han tratado a toda costa de volver a poner en marcha la vieja maquinaria de control y sumisión gubernamental, en la última década el país atravesó por transformaciones radicales en todos sus ámbitos: existe una sociedad más tolerante y menos inclinada a cerrar filas en torno al autoritarismo; es un núcleo social más unido y organizado, que manifiesta sus inconformidades ante lo que califiquen como medidas drásticas de sus gobernantes; los medios tradicionales de comunicación han perdido capacidad de influencia y de inducción de los comportamientos sociales; se tuvo una modificación de los valores, en donde poco a poco se ha podido dejar de lado las prácticas de corrupción y compra de conciencias; y cada vez se le tiene menos respeto a la autoridad.
Sin embargo el PRI insiste en aplicar a la fuerza su modelo de gobierno y de imponer sus prácticas, una de las cuales es la censura o el hostigamiento laboral a aquellas voces, plumas o comentaristas que disienten de su visión de país.
Ha quedado claro que la prensa también se transformó en estos 10 años, y se ha permeado un relevo generacional en los diferentes y diversos medios de comunicación. Los periodistas de ahora, e incluso los propios dueños de medios de la actualidad, ya no tiene porqué militar
en las filas políticas o económicas del partido en el poder como era antaño y si algunos colegas piensan que así debería de ser se topan con la caída estrepitosa de sus ratings en sus medios, debido a la actitud tendenciosa de sus programas.
Sin embargo, el PRI despliega con efectividad sus viejas estratagemas para meter presión a los medios para sacar del aire o del papel a aquellas voces periodísticas que les incomodad o que de plano no les gustan.
Los que nos dedicamos a este oficio del chisme institucionalizado (periodismo, pues) sabemos como el partido en el poder ha forzado a la desaparición de algunos medios de comunicación que no son de su agrado o han motivado el despido de periodistas que no quieren que aparezcan en el circuito.
Un ejemplo es la revista Los Periodistas, o de programas de radio y televisión, inclusive el despido de reporteros de algunos medios, como es el cado de quien esto escribe.
Pero cabe destacar que no siempre las intenciones de quienes gobiernan encuentran eco en todos los medios de comunicación, y hay algunos que con dignidad resisten o disienten de éste tipo de políticas vetustas y retrógradas.
Las transiciones no son perpetuas y mucho menos las restauraciones de viejos regímenes. Queda claro que el PRI no cambió y tal vez en ello tendrán su penitencia electoral.
Twitter: @gaaelico
Wordpress: http://antonioaguileraperiodista.wordpress.com/