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Consternación en la feligresía católica de la capital michoacana luego de que el sacerdote Mateo Calvillo, encargado de la Comisión de Evangelización en Radio y Televisión para la Arquidiócesis de Morelia fuera brutalmente agredido sin conocer las razones.
El propio sacerdote ha escrito un texto donde narra lo sucedido, al ser golpeado en el rostro por un maleante, y en su relato el sacerdote cuenta que “el agresor, debió ser un sicario, aunque no me presento su credencial. Un psicópata, era muy alto y fuerte, moreno, con entradas en el pelo, tenía en los puños un arma, se dirigió a mí, abrió la portezuela de mi auto me destrozó la cara, dejándola con hemorragias terribles.
¿El motivo? Era un psicópata, ellos no razonan ni tienen controles”.
El sacerdote, que en diciembre pasado cumplió 50 años de labor religiosa, también fustigó la estrategia de abrazos del presidente López Obrador y pidió a la gente cuidarse pues reconoce «me salió barato» al recordar los recientes asesinatos de dos sacerdotes jesuítas en Chihuahua en días pasados.
Al parecer la agresión se produjo en el municipio de Queréndaro. Al momento fuentes de la Arquidiócesis de Morelia señalan que el padre Mateo se encuentra estable, recuperándose de las lesiones y escribió un texto sobre lo que le sucedió, y que a continuación presentamos íntegro, mientras tanto en las misas domincales de hoy se elevaron plegarias por su salud:
VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA, HERMANOS MÍOS
Vista panorámica.
Estoy viviendo una experiencia que tuvo un inicio trágico, relampagueante.
El hecho inicial. Las cosas sucedieron en tres minutos. Fue un ataque profesional, me bloquearon el carro me agredieron a golpes. El agresor, debió ser un sicario, aunque no me presento su credencial. Un psicópata, era muy alto y fuerte, moreno, con entradas en el pelo, tenía en los puños un arma, se dirigió a mí, abrió la portezuela de mi auto me destrozó la cara, dejándola con hemorragias terribles.
¿El motivo? Era un psicópata, ellos no razonan ni tienen controles.
Venía yo del oriente, en Queréndaro, entrando al pueblo.
En estos casos, hay que buscar ayuda en la Iglesia, busque al señor cura, Rafael Juárez, pronto estuvo conmigo. El director de la clínica Asunción, doctor Gerardo Aguilar, ex entrenador de aquel inolvidable equipo nuestro, BISONTES, me atendió magníficamente.
Este ataque, yo lo había presentido, a todos nos puede tocar, estoy tentado a decir: nos va a tocar. Hay que ser conscientes y estar preparados, estudiar nuestra reacción, una equivocación puede ser mortal.
Me salió muy barato, si pienso en la suerte de los hermanos jesuitas asesinados y en tantas muertes y masacres.
Me siento honrado de ser hermano de las víctimas de la violencia, inocentes, asesinados heridos despojados de sus pertenencias, expulsados de sus pueblos, de tantos muertos denunciados y de los no denunciados, los hijos perdidos, desaparecidos o enrolados con los narcos y criminales, todos los inocentes que Andrés Manuel no defiende porque anda dando abrazos a los asesinos y protege a los narcos, “porque también son seres humanos”.
Tengo un clamor a tres voces: primera voz ¡cuídense mucho, por favor! Tomen su distancia de las bandas criminales, recojanse en su casa…
Segunda voz: ¡Valoren a su gobierno! No más teatro de política, con culto a la personalidad, ideología, propaganda. Un espectáculo de pésima calidad, sin arte. Ahora es la escena de las elecciones. no más regalitos con los impuestos, no más impunidad, etc. etc. que cumpla con su deber: proteger la vida del ciudadano y sus derechos. Esta afirmación es muy grave: la Constitución los comanda al presidente.
Tercera voz. ¡Vuelvan a Dios, conviértanse, háganlo el centro de su vida.
¿Les digo por que? El estuvo conmigo y me salvo´. De eso soy testigo agradecido y loco de contento.