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Ante el desafío para la salud que representa el COVID-19, la prioridad es celebrar la tradición de la Noche de Muertos en casa, para evitar la propagación del virus.
Poner un altar en el lugar más representativo del hogar y no visitar los panteones, son dos acciones que pueden ayudar a frenar la cadena de contagio. Otras medidas son no acudir a lugares concurridos, así como evitar reuniones familiares numerosas.
Tomando en cuenta que las grandes concentraciones de personas son una fuente de contagio, el exhorto que lanza el Gobierno del Estado es a quedarse en casa y, sin tumultos, mantener viva la tradición.
En los altares domésticos se pueden ofrecer los alimentos, velas, flores y objetos de uso preferido de los difuntos, tal como se haría en los panteones si las condiciones no fueran de riesgo. Se debe fomentar la colaboración familiar para que, con los materiales que se tienen al alcance, se coloquen fotografías de los difuntos, además de todos los demás elementos que componen las ofrendas.
Esta actividad familiar permitirá igualmente conversar con las personas más jóvenes del hogar acerca de quiénes fueron las personas a las que se recuerda, contarles anécdotas e historias que pasaron juntos y mantener así vivo el recuerdo, sin exponerse.
Mientras no exista una curan o vacuna contra el COVID-19, la responsabilidad ciudadana y la prevención sanitaria sigue siendo las únicas maneras de romper la cadena de contagio.