STAFF/Matilda Martínez
Esas personas que taparon toda la ciudad, en realidad no saben lo que es pasar hambre, declaró María González, vendedora ambulante.
Con una malformación en sus extremidades inferiores y descalza la mujer tuvo que recorrer más 3 kilómetros para intentar llegar a «su trabajo», en la avenida camelinas, donde vende dulces para sacar adelante a su familia.
«Tengo que llegar hasta allá, porque ahí me dan más barata la caja de chicles, y la gente ahí ya me ubica, pero ya me duelen mis piernas y al rato también me dolerá el estómago de no comer», ironiza.
«Estos -señala a los manifestantes- no saben lo que es pasar hambre, es ser egoísta y tener la vida más fácil, nosotros los jodidos tenemos que chingarle el triple», añade.
María pago dos combis, que le cobraron por subirla, pero avanzadas dos cuadras, informaron «que por la movilización hasta ahí llegaban».
«Ay señito, para nosotros los que sí necesitamos, un día que no salimos a vender, es un día sin tener pal taco, pero a estos que diario comen, que les importamos», cuestiona.
Alza la mirada, mientras ve a lo lejos a un hombre de avanzada edad, al tiempo que exclama «Don Nicho, no podremos pasar a trabajar».
Don Dionisio empieza a narrar la travesía para atravesar un pequeño tramo de la ciudad, invita a la mujer a descansar un momento, al tiempo que con la mano hace una mueca en señal de «continuar», ¡vámonos de aquí María, tenemos que trabajar!