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Acompañados de una veintena de inquietos estudiantes nicolaítas que se dieron cita en un céntrico hotel de la capital michoacana, Daniel Cubría y David Cardona coautores de El Corrupcionario, una especie de diccionario de la corrupción mexicana.
El libro, del cual por cierto no se vende aún en alguna librería de Morelia a pesar de que salió a la venta en su primera edición en septiembre pasado, y ya va en la tercera, describe términos de la jerga popular que aluden a la corrupción, como “impunidad”, “fuero”, “moche”, “chayotero” y otras palabras de diversos tópicos pero que son abarcadas por el lenguaje de las corruptelas y sus múltiples variantes que existen en la sociedad mexicana, en tres ejes principales: la corrupción general, la política, y la que fomentamos como individuos.
Acompañados del consejero del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, Daniel Chávez, el único político que se dió cita en el lugar, los jóvenes coautores explicaron que su objetivo es despabilar a la ciudadanía y que cada individuo reflexione acerca de tales prácticas, que aunque son manejadas en El Corrupcionario de una forma relajada, incluso jocosa, la intención de fondo es comprender y tener una perspectiva de lo que implica vivir en una cultura llena de corrupción.
Los conferencistas expusieron que ya han sido invitados a explicar su libro en diversos medios nacionales así como en el Senado de la República, encontrando gran recepción al mismo, y sin tener la certeza, dijeron que “al parecer” el término “michoacanazo” fue incluído en su texto, ante el revuelo que causó el caso de la detención múltiple de funcionarios de la administración de Leonel Godoy en el 2009.