STAFF/Marina Alejandra Martínez
Bajo el misticismo de una tradición que resiste el paso de los siglos, la comunidad indígena P’urhépecha de San Salvador K’umbutsio Paricutín, hoy Caltzontzin, en el municipio de Uruapan, se prepara para la «Fiesta de los Kúrpites», un evento que envuelve cultura, identidad y devoción.
El estruendo de las orquestas anunciará el inicio de las festividades el próximo 21 de diciembre.
Dos cuadrillas, cada una integrada por siete jóvenes solteros, desfilarán al compás de melodías que evocan el orgullo P’urhépecha.
“Es un momento que emociona, que une al pueblo y a quienes regresan del extranjero para ser parte de algo más grande que nosotros”, comenta René Bernabé Santiago, jefe de tenencia.
El 22 de diciembre, las calles se llenarán de color y sonidos vibrantes.
Los Kúrpites lucirán sus majestuosos trajes, prendas bordadas con chaquira, cascabeles y lentejuelas, cuya confección toma meses de dedicación y que, según la tradición, deben ser hechas por las novias de los bailarines.
«Cada detalle de los trajes cuenta una historia de amor, compromiso y respeto por nuestras raíces», explica Bernabé.
Estas obras de arte llegan a costar entre 30 y 50 mil pesos.
El clímax llega el 23, cuando las cuadrillas conocidas como «Los Libres» y «Los Cargueros de San José» se enfrentan en un duelo de habilidad y destreza que definirá al grupo ganador.
Al caer la noche, el agradecimiento toma forma en una escena cargada de simbolismo: los Kúrpites visitan la casa de cada novia para bailar en su puerta y entregar flores, dulces y chocolates como tributo por su apoyo en mantener viva esta herencia.
Entre bailes y música, los visitantes podrán disfrutar de la exquisita gastronomía local, con tamales, churipo, mole y cerveza artesanal.
Este año, se espera la llegada de más de 7 mil personas, muchos de ellos migrantes que vuelven desde Estados Unidos para reencontrarse con su tierra.
Las proyecciones apuntan a una derrama económica superior a un millón de pesos.