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ESPECIAL ¿Sistema De Salud Mejor Que Dinamarca? Hospitales De Morelia Tienen ‘Otros Datos’

STAFF/@michangoonga/Alberto Infante-@JALRAIN1/Felipe Trujillo -@FelipeTrujillo_

Aquí No es Dinamarca: Es Ciudad Salud, en la periferia oriente de Morelia, donde los familiares de pacientes enfermos deben pasar los días, las noches en un campamento improvisado, durmiendo, pasándola entre cartones y cobijas en el suelo a la espera de noticias de su ser querido.

Esta es la situación que se vive a las afuera tanto del Hospital General «Dr Miguel Silva» como del Hospital Infantil «Eva Samano de López Mateos» de la secretaria de Salud de Michoacán (SSM) ubicados en los límites de Charo y Morelia y que ahora forman parte del sistema IMSS Bienestar del cual recientemente el presidente López Obrador aseguró que ya es mejor que el de Dinamarca. Según.

Al parecer, siguiendo las palabras presidenciales, en aquel país europeo los familiares de pacientes duermen sobre cartones, cuando llueven se terminan mojando y la falta de medicamentos hace que tengan que gastar miles de pesos. Como en Dinamarca diría AMLO:

«El sistema de salud Pública, ya es más eficaz en el mundo, dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca, no, no, como en Dinamarca, es mejor».

El equipo de Changoonga.com visitó ambas instancias para averiguar en qué situaciones se encuentran las personas que tienen un familiar dentro de estos hospitales.

Por lo pronto en el Hospital General se puede observar como los familiares de los pacientes, se encuentran debajo de un techo de lámina, que tiene cortinas de plástico que se pueden bajar cuando comienza a llover, pero aun así no es suficiente, pues el edificio tiene filtraciones y terminan mojándose de todas formas.

Enfermarse en Michoacán cuesta caro

Las personas que tiene que quedarse ahí, por diversos motivos, duermen sobre piezas de cartón, los que tienen suerte traen sus colchonetas, porque en el lugar, las cobijas y sábanas, no son suficientes para todos los que tienen que pernoctan allí.

Nos comenta Jose Torres, Originario de Pátzcuaro, que desde su perspectiva el trato que reciben de parte de los trabajadores ha sido muy bueno. A pesar de tener que dormir prácticamente a la intemperie, debido a que el albergue se encuentra alejado del lugar, señaló que la salud en México está a un 60% de ser de las mejores, porque ya son pocos los detalles que hace falta mejorar.

Uno de los testimonios más fuertes es el caso de la señora Ángeles Hernández a quien los médicos le pidieron comprar 48 inyecciones; ya que en ese momento no contaban con ese fármaco dentro de la unidad médica, pero lo difícil de esta situación es el costo de cada inyección siendo de 2000 pesos por dosis, y aunque un proveedor les consiguió el tratamiento a mitad de precio aún tendrán que pagar 48 mil pesos.

Los niños también sufren

En el área del Hospital Infantil, nos encontramos con la señora Fabiola, al cual su pequeño sufre una enfermedad degenerativa la cual hace que sus huesos sean frágiles, y llegará un punto en el que los doctores le dijeron que podría quedar en cama o perder la vida. Lo tenían internado porque presentaba una complicación en la garganta y era probable que lo operarán, nos comentó: «como ahorita no está el papá yo tengo que estar ahí».

En esa misma zona, uno de los problemas que más afecta a los pequeñines, es la falta de abasto de medicamento controlado, ya que casos como los de Adriana Valencia y Elibeth, quienes pedían que se les apoyará al menos con esos tratamientos, pues sus retoños, necesitaban estos fármacos de manera permanente y si no lo consumían era probable que los tuvieran que internar.

Analizando el escenario, no es tan difícil darse cuenta de lo complicado e incómodo que es ser familiar de un paciente internado en el Sistema de Salud Pública. Son múltiples adversidades a las que se tienen que enfrentar las personas en el lugar más allá del calvario que representa la enfermedad de cualquier persona.

Marcelino López Santana nos comentó que el edificio tenía unos problemas de construcción, lo que provocaba que los cartones y las cobijas se mojaran cuando llovía, además de que estaba un espacio destinado a urgencias el cual estaba mejor resguardado y al que no les permiten acceder hasta que ya estaban todos «bañados».

El otro problema general, son los costos de la comida, pues una quesadilla llega a costar hasta 50 pesos, las cuales no son muy grandes, además de que no hay muchas opciones de alimentos y no cuentan con las condiciones adecuadas de sanidad, ya que se encuentran sobre la calle.

Así es como se debe sobrellevar la enfermedad y su acompañamiento, al «estilo Dinamarca» según el presidente de la República.

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