STAFF/ César Hernández -@CesarHdzNoti
Cientos de personas presenciaron este Viernes Santo el tradicional Viacrucis en la colonia Juárez de la ciudad de Morelia, realizando el largo recorrido de poco más de tres horas de duración.
La parroquia de “El Salvador del mundo”, que se localiza sobre la calle Ocampo, fue el punto de partida, donde comenzó la representación de la Pasión de Cristo.
Los intérpretes de los personajes bíblicos comenzaron a aparecer en el escenario montado en la vía pública, mientras los asistentes observaban con mucha atención.
Los feligreses veían con asombro parte del juicio de Jesús, los azotes, la humillación, la colocación de la corona de espinas y el veredicto de la crucifixión.
“Mamá ¿por qué le hacen eso?”, se escuchó la voz de un niño, por lo que de inmediato se le dio respuesta con la explicación religiosa del suceso.
Fue en el momento en que Jesús, junto con Dimas y Gestas, comenzaron a cargar las cruces, cuando la gente se dio cuenta que comenzaría el verdadero Viacrucis.
Los intensos rayos del sol de este medio día, no fueron impedimento para caminar varias cuadras, mientras se desarrollaban los pasajes de las Santas Escrituras.
El recorrido tuvo muchos momentos serios, en los que fijaban toda la atención, desde las tres caídas, el llanto de María, la imagen de Cristo en el pañuelo de la Verónica.
Los latigazos e insultos de los intérpretes de los soldados romanos eran continuos, mientras el sufrimiento, cansancio y dolor se reflejaba en el Nazareno.
El final del recorrido fue en la misma parroquia moreliana, y mientras se hacían los preparativos para la crucifixión, la gente esperaba paciente y respetuosa.
El extenuante camino, la temperatura ambiental y posiblemente otros factores, hicieron efecto en la salud de quien tomó el papel de Gestas, ya que tuvo que ser bajado de la cruz, casi desvaneciendo.
Pese a este inconveniente, otra persona ocupó su lugar para dar continuidad a la representación de la Pasión de Cristo, y dieron pasó al acto final.
“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, se escuchó y se dio paso a un silencio sepulcral. El Hijo de Dios había muerto.
Fue bajado de la Cruz, mientras las personas se retiraban en silencio, sin aplausos, ya que el momento solemne no lo permitía, mientras algunos ingresaron al templo a rezar y encomendarse al Salvador del mundo.
