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Los polleros del municipio de Zinacantepec, Estado de México denunciaron que llevan al menos 7 años amagados por La Familia Michoacana, pues extorsionan al proveedor y este les vende 30 pesos más caro el producto.
Hace dos semanas en Toluca 4 empleados de una bodega de pollo fueron levantados, y de acuerdo con familiares y la persona encargada del lugar, Lizbeth Karina, no hay avances en la investigación.
Pues en ese momento denunciaron las extorsiones constantes, lo cual coincide con lo dicho por locatarios de los municipios del Valle de Toluca, aunque la cuota que piden es distinta entre mayoristas y vendedores en mercados.
Por lo menos desde hace 7 años, en Zinacantepec los locatarios del mercado y sus alrededores están sometidos a la compra y venta del pollo con y como les diga La Familia Michoacana.
“No podemos decir que identificamos a los delincuentes y si son o no de ellos (La Familia Michoacana), pero son de su gente y se sabe, aquí el ayuntamiento (Zinacantepec) nunca ha hecho nada”, comentó uno de los vendedores del mercado.
Esta situación llevan elevar los precios, que de acuerdo con los polleros, les deja ganancias para cubrir los gastos básicos como la renta del establecimiento, la manutención diaria de sus familiares y el pago a los trabajadores.
Los locatarios no han denunciado ante la Fiscalía General de Justicia estatal (FGJEM), pues al principio lo hicieron ante el municipio y los castigos por “soplones” fueron peores.
“Casi nunca denunciamos, la verdad desconfiamos de las autoridades, ¿a quién le vamos a confiar que no estén coludidos con los malos? La verdad, no se sabe a quién recurrir, mejor nos quedamos así, igual los verificadores abusan, estatales o municipales, los rateros en moto, la delincuencia depende de cada colonia, hay unas más tranquilas en las que trabajamos bien”, indicó otro de los locatarios.
Según un recorrido que realizó EL UNIVERSAL en negocios de Toluca y Zinacantepec, este último es el que tiene los precios más elevados. En promedio el kilo de pechuga está de 140 a 160 pesos; el de pierna y muslo, en 100 pesos, y el retazo, en 90, aunque en diciembre subieron la pechuga hasta 180 pesos.
“La verdad no queda de otra, ¿usted qué haría? He vivido del pollo desde niño. Mi papá comenzó con este oficio, no sé hacer más y siempre he vendido pollo, no voy a cambiar de giro porque todo lo controlan y es igual, luego se suma la mala economía que redujo la venta en los fines de semana del 24 y 31 [de diciembre] en casi 45%. Estamos fregados, pero ¿qué se le hace?”, comentó un comerciante.
La Secretaría de Seguridad estatal informó que realizará visitas a los comercios en conjunto con el Instituto de Verificación Administrativa del Estado de México (Inveamex), para identificar la imposición de precios en el pollo, pero de acuerdo con la dependencia, aún no inician dichos operativos.
Los locatarios de los centros de abastecimiento más grandes y tianguis que padecen estas extorsiones, dijeron que lo menos que puede pasarles, es que los delincuentes les cierren el negocio; lo máximo, que sean levantados, mutilados o sus familias amenazadas.
