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Marco Antonio Rodríguez, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Michoacán, apuntó que la expansión de aguacate en el estado, ha venido afectando a algunas zonas arqueológicas en la región, afirmando además que hay daños colaterales para las comunidades indígenas.
«La aguacatización de la tierra se está llevando entre las patas buena parte del patrimonio arqueológico y cultural de las comunidades indígenas.» Refirió el director.
Para ejemplificar el hecho, enfatizó en la zona de Tingambato, donde comentó que las ruinas arqueológicas se encuentran cubiertas por aguacates, y no se ha podido realizar acción legal para la desincorporación de estas siembras en el territorio michoacano.
«La zona arqueológica de Tingambato está bajo aguacates, están en una huerta y no podemos hacer nada para que se incorpore al patrimonio de los michoacanos.» Compartió Marco Antonio.
Así mismo, señaló que no solo que en esta zona existen este tipo de problemas, pues se tiene conocimiento de otros municipios afectados como lo son Ario de Rosales y Tacámbaro, donde también cuentan con zonas arqueológicas.
«Hay muchos más casos en toda la franja aguacatera, la franja es muy grande y hay focos rojos en Salvador Escalante, Tacámbaro, Ario de Rosales, Tingambato, Ziracuaretiro, y todos invaden zonas arqueológicas» Apuntó Rodríguez.
Para concluir, el director del centro apuntó que pese a que en Michoacán solo se tienen 2 mil 100 zonas reconocidas, existen más de 6 mil en todo el estado, rematando con el hecho de que, hasta el momento, se han designado 4 arqueólogos para la investigación y protección de las zonas en la entidad.