STAFF/Felipe Trujillo-@FelipeNeri_Arte
Esta noche, el Centro Histórico de Morelia luce muy distinto a lo que estabamos acostumbrados, los espacios públicos que normalmente se veían a reventar de comensales, hoy es sólo son un corredor más para los peatones que recorren las calles de la ciudad, esto debido a las nuevas medidas sanitarias por la amenaza del coronavirus (COVID-19).
En el jardín de Las Rosas sólo se pueden ver las sombrillas que en los negocios colocaron todos para proteger a sus clientes del sol y de la lluvia, sin embargo, en esta ocasión no hay mesas, sólo llamativos focos que cuelgan de ellas como un aviso a los posibles clientes de que los locales están abiertos y cuentan con servicio en el interior.
Al parecer, dicha señal no es suficiente, pues al llegar a la esquina de la solitaria plaza, las personas que se acercaban con la intención de pasar una agradable noche en el espacio abierto que ofrecía este lugar, se detienen, observan por un momento la desoladora escena y cambian de rumbo.
Al caminar por las calles del primer cuadro de esta capital michoancanahacia catedral, lo único que llama la atención es la música que suena al interior de algunos bares, quienes seguramente suben el volumen para atraer a más clientela a su interior, ¡todos quieren clientes!
Al llegar a Los Portales, el escenario contrasta un poco, pues de igual manera luce libre el paso, sin sillas, sin mesas, sin gente cantando entre gente cenando, sólo un andar continuo de personas aprovechando todo el espacio que hace mucho no podían recorrer.
Esto es parte de lo que ha traído esta tercera ola de la pandemia por COVID-19, por una parte, una bella vista de la ciudad, sobre lugares que tal vez ya no recordábamos cómo eran, pero por otra, los rostros angustiados de los locatarios que salen a la puerta de sus negocios esperando que la gente que pasa de prisa se anime a entrar y consumir, aunque sea un café para esta fría noche de sábado.