Hechos y Deshechos…No le quitaron ni una pluma al gallo
Recordé el tiempo de la hostilidad de Vicente Fox al ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador. Intentaron flaquear y debilitarlo en su mejor momento político durante, al menos, varios intentos de desafuero, fabricaciones, mentiras y manipulaciones
By: Javier Lozano
Quizá vivimos una analogía o un hecho semejante en días acalorados de intentos de encontronazos al interior de Morena para fraguar una especie de guerra de desprestigio en un discurso que califiqué como burdo y carente de elocuencia el que tuvo el diputado federal, Rubén Cayetano en el Senado de la República. No cuajó.
Recordé el tiempo de la hostilidad de Vicente Fox al ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador. Intentaron flaquear y debilitarlo en su mejor momento político durante, al menos, varios intentos de desafuero, fabricaciones, mentiras y manipulaciones. Siempre encontramos elementos insuficientes que, la misma ley, desechó.
Eso pasó en los tiempos de persecución política de Vicente Fox a López Obrador; la maniobra en vísperas de un proceso electoral, afirmó la clara intención de frenarlo. Nunca pudo, y marcó un precedente en la vida democrática del país.
“No le quitaron ni una pluma al gallo, lo querían desplumar, pero no pudieron”, así lo dijo en alguna ocasión el ahora mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, y el tiempo le dio la razón. Eso me recordó el modo en que cuestionó el diputado Rubén Cayetano al presidente de la junta de coordinación política, Ricardo Monreal. Intentó desprestigiar porque no hubo acuerdos políticos en ese momento para un periodo extraordinario.
Con la clara consigna de atizar fuerte, delineó un discurso que, en la medida que avanzaba, tuvo un claro sesgo político trazado ante el uso de una narrativa en la que insistió en la traición. A diferencia de ofrecer un nivel de discusión acorde a las circunstancias, se abalanzó contra el senador Monreal, pero fue incapaz.
El senador Alejandro Armenta le dio una cátedra de civilidad política. Aunque, de acuerdo a la lingüística feroz de Cayetano, siguió sosteniendo la teoría de la conspiración a una causa que se adelantó y que se llama sucesión presidencial. Lo abordé la semana pasada. Ha sido un mero momento que se aprovechó para intentar esas reiteradas acusaciones que tratan de debilitar a una de las cartas más fuertes de Morena de cara al 2024, pero que no trascienden porque carecen de fundamento y razón.
Pocos gozan de esa capacidad que tiene Ricardo Monreal. Exhibió siempre altura y civilidad política y, por esa razón, no puedo negar que, por un instante, eso me hizo recordar la frase del presidente López Obrador, quien era, por supuesto, el blanco perfecto de la hostilidad de Vicente Fox para tratar de responsabilizarlo de hechos absurdos y con el único afán de debilitar su imagen.
Eso pasó hace unos días. Sin embargo, jamás se logró a pesar del ensalzado discurso. No le movieron una sola pluma a Ricardo Monreal. Salió ileso. Sí pensó Cayetano en ir al senado, si, a la cámara alta y al propio epicentro donde comanda el coordinador de los senadores de Morena, falló. Monreal sigue trabajando con las distintas fuerzas políticas para alcanzar acuerdos a fin de ampliar los plazos en la Ley de Outsourcing; mientras esto transcurre, el júbilo del diputado Cayetano sucumbió.
Vivió una etapa penosa por cuestiones de reglamento del alcoholímetro en la ciudad de México al que, por cierto, no pasó la prueba de las autoridades capitalinas y tuvo que pasar la noche en el “Torito”. No sé qué fue más penoso, si eso, o haber vivido un instante fallido en el senado de la República donde quiso atacar con mucho entusiasmo, pero con pocos y muy pobres argumentos al coordinador de los senadores de Morena. Tanto uno como el otro son groseros.
Quizá la estrategia falló. Se requiere de un esfuerzo mayor si así han decidido calentar la competencia de la sucesión presidencial. Habrá mucho más reacomodos e intentos superfluos, pero, lo que sí es un hecho, es que la ruta de consolidación de Ricardo Monreal de cara al 2024, tiene una sólida estructura cuando hablamos de un presidenciable de la talla de coordinador de la bancada de Morena que, en todo momento, se mantuvo sereno, tranquilo. No se inmutó ni se mostró intranquilo, sino todo lo contrario: su mejor versión y su capacidad de respuesta inmediata da fe de su potencial y poder político.