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La camioneta en la que viajaba Andrés Manuel López Obrador, durante su gira de trabajo por Durango, fue interceptada y detenida por un grupo de manifestantes que pretendían hablar con él, cuando se dirigía al municipio de Tamazula, Durango, sin tener éxito ya que el mandatario no bajó a atenderlos.
Dicho bloqueo se realizó en el libramiento localizado a escasos metros del nuevo cuartel de la Guardia Nacional en Tamazula, por parte de familiares y amigos de Ana Carolina Aispuro Astorga y Andrea Candelaria Aispuro Aviti, quienes fueron asesinadas por agentes estatales de Sinaloa, en enero de 2020.
La finalidad de ésta manifestación era solicitar a AMLO, que intervenga para que las autoridades del estado dejen de ser omisas en el caso y se castigue a los agentes responsables de la muerte de las dos mujeres.
Sin embargo los allegados a las víctimas no pudieron hablar con el presidente de la República, ya que fue el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, quien descendió de la camioneta y se comprometió a realizar una mesa de diálogo con las autoridades competentes para esclarecer el asesinato.
El gobernador de aquél Estado, hizo el compromiso de que el lunes 2 de agosto a las 10:00 horas, en el Palacio de Gobierno de Culiacán, se reuniría con el fiscal estatal, así como el presidente de la Comisión de Víctimas y con el gobernador electo, para atender el caso.
“Vamos a tener una mesa para poder ver la situación en lo que está, lo que hace falta y exigirle a la Fiscalía y estar atrás de ellos, para que pueda lograrse justicia. El lunes, 10 de la mañana, en Palacio de Gobierno en Culiacán”, prometió.
Ante dicha promesa, los manifestantes volvieron a cuestionar al gobernador sí en verdad se comprometía, a lo que Quirino Ordaz respondió «aquí estoy dándoles la cara en frente de ustedes».
Tras estos hechos, los manifestantes levantaron el bloqueo y permitieron el paso de López Obrador, quien a pesar de que no bajó del vehículo para atender la situación, si se tomó fotos con algunas personas.