Staff/ Eliza Flores
El año pasado era común el acoso a la comunidad LGBT+, cada mes en los días más cercanos a los pagos salariales a los policías, se incrementaban las extorsiones a las personas en los alrededores de los bares que acostumbran los jóvenes en Morelia, se llegaron a registrar hasta 100 casos de acoso por mes, a partir de las alianzas y estrategias que se trabajan con la Policía municipal estos incidentes se han reducido.
Eso no significa que las prácticas de acoso por parte de los elementos haya desparecido, las mujeres trans que trabajan como sexoservidoras en las inmediaciones de Plaza Carrillo, en diversas ocasiones han denunciado el acoso que se vive por elementos de diversas corporaciones en sus horarios de trabajo, quienes incluso han extorsionado a los clientes que llegan a pedir servicios sexuales en esta zona de tolerancia.
Evaluar a los elementos de la policía y capacitarlos es primordial para evitar los acosos y violencia contra la comunidad LGBT+, hoy en día han dejado de realizarse las redadas contra los jóvenes, quienes eran constantemente asediados por la madrugada a la salida de los bares, generalmente los policías exhibían a las personas que son identificadas como homosexuales.
El día de hoy integrantes de la comunidad ha dicho qué no existe un protocolo de seguridad y mecanismos para que quienes son hostigados y/o extorsionados puedan acceder a la justicia sin ser denigrados o violentados por las mismas autoridades, pero se trabaja arduamente de la mano con algunas instancias para que esto cambie, por lo pronto festejan el acercamiento que actualmente hay con la Policía Municipal.
Este año se han registrado cuatro casos de muerte por razón de odio contra la diversidad sexual, la pandemia ha dejado de lado temas de asesinatos de sus congéneres, en el 2019 se supo de seis casos en el estado, los datos generalmente son recabados por los colectivos gracias al trabajo de difusión que hacen los medios locales.
El crimen organizado en el norte de país, trasgrede la sexualidad de las personas que son capturadas por elementos de los carteles, quienes visten a los secuestrados de mujer pensando en ridiculizarlos, haciendo ver que en México se siguen perpetuando crímenes de odio hacia la comunidad LGBT+.