¿Dónde Están Nuestros Hijos? 5 Madres Recorren Michoacán Buscandoles
STAFF/ Eliza Flores
Nuestros vientres los gestaron, nuestras manos los cargaron, los criamos, alimentamos, a nosotras nos duelen nuestros hijos, sus ausencias, no encontrarlos es la muerte, cada vez que encontramos un cuerpo nos reunimos para ver si son los nuestros, este año hemos identificado tres cuerpos y rescatado a un desaparecido con vida.
El colectivo ¿Donde están los desaparecidos? se integra por cinco mujeres, madres, esposas, hijas que caminan Michoacán en la búsqueda de 149 cuerpos que tienen un su registro y que son su único objetivo desde su despertar, somos más mujeres en búsqueda de cuerpos, incluso a nivel nacional.
Ser buscadora es un trabajo de veinticuatro horas, “me veo caminando toda mi vida, si paro es solo para descansar, si no sigo me enfermo”, comenta Patricia Lopez, buscadora nacional, su hijo desapareció en pleno Centro Histórico de Morelia, la policía lo detuvo y lo desapareció en el 2007, desde entonces “Paty” camina por todo México buscando a su hijo, recuerda el día que caminando en la ciudad encontró a otras madres portando letreros de búsqueda, fue su primer acercamiento a un colectivo, ahora trabaja de la mano con 57 asociaciones más.
Este fin de semana pasado los colectivos y la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, realizaron diversas actividades, una caravana, manifestación frente a Palacio de Gobierno, pruebas de ADN para ocho familias y una muestra fotográfica de restos humanos que fueron localizados en el estado, las madres buscan a todos, no hay distinción, no importa si el desaparecido es una joven o un hombre trabajando para algún cartel, el dolor de una madre no distingue condición.
Las desapariciones nos golpean a todos
Estaba esperando se desarrollara una rueda de prensa, mi primera rueda de prensa con motivo de “desaparecidos”, estaba pensando que se les puede preguntar a las madres, hijos, hermanas de alguien que ha perdido a uno de los suyos; mi mente se quedó en blanco y de pronto la respuesta es mía, ya conozco todas las preguntas y también todas las respuestas. La incertidumbre, el desgarro, el miedo, el insomnio y la impotencia.
La búsqueda, bajar y subir montañas, riscos con olores fétidos, volver a casa. No dormir, soñar despierto con los cuerpos que han encontrado y no es el nuestro.
Cinco de la mañana, las mujeres entre llanto preparan alimentos, los hombres salen enojados, furiosos, lo dicen sus ojos, sus bocas están calladas.
Otro día, otra peña, otros cerros, horas caminando, cuerpos embolsados, putrefactos, hay que abrir cada una de las bolsas para saber si es a quién buscamos, no te encontramos.
En casa se reza, toda la familia esta a la espera de una llamada, tú madre espera que entres con vida por la puerta, pasan los días, la desesperación crece, se siente hasta el techo, nadamos en incertidumbre mientras los niños juegan en el patio sin comprender porque no llegas, porqué todos te están buscando.
Cuerdas, agua, mochilas, la misma ropa fétida del día de ayer, salieron hacia la peña, el último lugar donde pensaban encontrarte, ya habíamos caminado esos caminos, los cuerpos no eran de la familia, cuantas madres lloraran esos cuerpos que no solo nosotros hemos visto, el miedo de nuevo paraliza nuestra mente, nuevos cuerpos, nuevas bolsas, es caminar en el infierno.
Abrimos cada bolsa que encontramos y ahí estabas, destrozado, comprendimos que te aventaron, todo tu cuerpo estaba destrozado, un tiro en la cabeza. Solo tu padre y yo, la vida cambia, la tristeza invade, jamás olvidaremos los jóvenes, hombres y mujeres que vimos.
Fechas, cifras, porcentajes, ataques, panteones vacíos, unidades de identificación de cuerpos, Adrián, Oscar, Rubén, Saúl, Daniel, Ricardo, Luis, Alondra, Tania, desaparecidos…