STAFF/Colaboración Especial Eliza Flores
El Kalimán como lo llaman sus amigos, a sus 61 años no solo es padre, también es abuelo, hijo de un panadero y una mujer comerciante; a sus 12 años decidió dejar la escuela para comenzar a trabajar de ayudante de albañil, es un papá que nunca está en casa.
“Cuando llega de trabajar siempre se le escucha decir ¡denme un gis!”, cuenta una de sus nietas, “tiene siete guitarras y un bajo, esta guitarra es su favorita, suena bonito, aunque esta cuerda está floja, él la hace sonar bien”, comenta Paulina, su otra nieta.
“José Luis es amante de las nueces, todo lo que tenga nuez él se lo come, pay de nuez, manzana con nuez, nuez encima de la nuez, mi papá nunca está en la casa, siempre está trabajando, sale a las seis de la mañana y regresa hasta las nueve de la noche, pero toda la casa está llena de sus cosas, es muy cuidadoso de todo, ama sus pertenencias, su bicicleta siempre está adentro, no le gusta que se moje o le dé el sol, prefiere tenerla a la mitad de la sala que en el patio”, comenta su hija.
José Luis es un señor que tiene el alma joven y trabajador, “mi papá es comerciante, siempre sabe cómo convencerte de que necesitas lo que él vende”, dice entre risas su hijo Antonio, “Le gusta el futbol, aunque ya no puede jugarlo, durante muchos años fue jugador de la liga municipal, no tiene un equipo favorito. Su comida favorita es la carne asada, y en su trabajo siempre invita a todos a comer, siempre tiene un taco que ofrecer a sus compañeros”.
Es nacido en El Mogote, Guerrero, pero Ciudad de México, Dallas y Marshall, son algunas de las ciudades donde Don Luis ha trabajado. Hace treinta años decidió mudarse con su esposa y dos hijos a Morelia, llegó a trabajar como comerciante ambulante a la Plaza Melchor Ocampo y desde entonces se ha dedicado al comercio.
“A mi abuelo le gusta mucho la mecánica, su caja de herramientas siempre está abierta, como esperándolo para arreglarle algo su camioneta, le gustan las películas de acción, a veces le gustan las cosas de ovnis, mi abuelo es muy gracioso, le gustan las cosas con lucesitas, habla fuerte y tiene muchos amigos”, comenta su nieta Antonia.
En la familia de José Luis existen muchos Antonios, su padre, un hermano, un hijo y una nieta son solo algunos de los que llevan ese nombre, Antonio es el nombre de su papá.
“José Luis es una persona muy difícil de comprender, es gracioso, es atento y es sensible, pero le gusta resguardarse en una concha, si puedo decirle así, suele tener cara de que le pica la cola todo el tiempo y solo habla lo necesario, es cómodo pasar el tiempo con él, hasta cuando se está en silencio, es muy curioso y comelón, se enoja cuando te comes su comida, pero le encanta comerse la de otros”, comenta Paulina, una de sus nietas.
Don Luis con los conocimientos adquiridos durante muchos años como albañil, construyó su casa con sus propias manos y un solo ayudante, se tardó cerca de tres años en terminarla, pero logró uno de sus más grandes sueños, ver materializadas sus ideas. Paulina terminó la entrevista con las siguientes palabras;
“Él disfruta de dormir y también trabajar en exceso, siempre está viendo cosas interesantes en la televisión, le gustan los documentales de detectives o las películas de suspenso, sabe tocar varios instrumentos, pero el canto no se le da para nada, es muy protector y atento con su familia, no he tenido la oportunidad de hablar de muchas cosas con él, pero lo conozco lo suficiente para saber que le gusta y qué no, cuáles son sus miedos, sus comidas favoritas, la música que le gusta y sus lugares favoritos de la casa”.
