Eliza Flores -@eliz_ffp / César Hernández -@CesarHdzNoti
En el panteón municipal de la ciudad de Morelia emergen sepulcros que dan cuenta de la pasión de los aficionados de Monarcas al equipo, de este amor que va más allá de esta vida.
Muchos yacen en el sueño eterno envueltos en los colores rojiamarillos, con el sello del escudo del plantel purépecha, desde los que se encuentran en las gavetas del cementerio o los que descansan bajo la tierra.
El amor al futbol y a la camiseta del equipo michoacano se plasma en tumbas con esculturas de balones, incluso una con la herrería en forma del escudo de Monarcas y en su interior se observa un estadio, una cancha y los colores de Morelia, sobre los restos de un joven aficionado.
Otros simplemente, dan cuenta de una foto del finado con la playera del equipo de sus pasiones, tumbas que al momento lucen olvidadas, al igual que el sentimiento de la afición después de que los dueños de la franquicia decidieran llevársela a Mazatlán y dejar a Michoacán sin representante en la máxima categoría.
A ellos que partieron antes de que la ciudad se quedara sin equipo, nadie les va a quitar esa ilusión de ser eternamente Monarcas, porque llevaron esta entrega hasta la muerte.
El camposanto moreliano tiene miles de historias, y ahora los aficionados de Monarcas son parte de ellas, aquí encontraron el eterno descanso aquellos que lo vieron campeón en el 2000, también quienes lo vieron ascender a primera división, como el famoso Álvaro Romero Mascot, el famoso “Mago“, pero esa es otra historia…