STAFF/ Colab. Especial Eliza Flores
Son cerca de 970 pintas las que se contabilizaron en los espacios ocupados durante la marcha feminista del pasado 8 de marzo. La manifestación de mujeres comenzó con una concentración en lo que conocemos como Calzada San Diego, uno de los espacios que menos consignas en tinta conserva. Al final de la calzada se observan claramente algunas manitas rojas, mismas que representan la sangre de todas las mujeres asesinadas en el país.
Más de 6 mil mujeres marcharon, según las fuentes oficiales; inundaron Avenida Acueducto en cuestión de minutos, 281 grafitis son los que al día de hoy se leen en los arcos de cantera rosa. “¿Aquí sí me ves?” Con tinta roja se lee en grandes letras, para las mujeres feministas hacer visible su enojo es uno de los principales motivos para realizar pintas.
En entrevistas exclusivas para Changoonga.com tres mujeres que participaron activamente en la marcha de la mujer cometan:
“Normalmente elijo frases que muestran enojo, porque es la única forma en cómo nos escuchan, es triste tener que usar frases frías, pero es la realidad a la que todas las mujeres nos enfrentamos día a día”.
“Yo prefiero un mensaje claro, de preferencia violento, fuerte o transgresor al leerlo. Me gusta saber que estoy expresando lo que las mujeres sentimos”. Los esténciles son una de las maneras más rápidas para dejar plasmadas las frases que estas chicas han elegido. Un esténcil es fácil de elaborar en casa, incluso días previos a la marcha las colectivas feministas dieron talleres de esténcil para las interesadas.
“Durante la marcha son muchos los sentimientos encontrados, yo era de la idea de que pintar las calles estaba mal, ahora que voy al centro y veo las paredes siento felicidad, me siento orgullosa de atreverme a poder escribir por todas las que ya no están, las que callaron, pero que siguen brillando en cada uno de nuestros corazones. Eso es lo que veo, las veo a ellas reflejadas en cada una de las letras”.
El H. Ayuntamiento de Morelia ha pronunciado que no se ha hecho un registro de todo lo plasmado durante la marcha, sin embargo calcula que retirar todos los grafitis tendrá un costo de más de quinientos mil pesos. Sin embargo las mujeres no están de acuerdo en que sean removidos:
“No hay nada más feminista que retomar los espacios públicos, si eliminan la tinta de los muros, también que eliminen TODO grafitti de la ciudad, no importa el mensaje, no hay unas pintas más dañinas que otras, una pinta de un vato de Bellas Artes no tiene más valor que nuestros mensajes, lo que nosotras hicimos no es arte callejero, es un acto político.” comenta una de ellas.
“Nuestras frases y demandas no deberían ser eliminadas porque esa es la verdadera historia de las mujeres, cada día hay más víctimas de feminicidio, las mujeres siguen muriendo, ya no queremos que esto quede en silencio o en el olvido, hoy esas pintas significan la revolución de las mujeres, la nueva historia que estamos escribiendo”.
«Las paredes se limpian, pero las morras no vuelven» dice con voz fuerte la mujer que no está de acuerdo con lo que el ayuntamiento planea para los muros de la ciudad; “no deberían de limpiarse porque esas paredes deberían de servir como recordatorio para toda la gente, recordatorio de que nuestra rabia es incontenible y que para nosotras es más doloroso leer que han matado o ha desaparecido otra mujer, que para nosotras eso duele más que una pared grafiteada”.
Las entrevistadas manifiestan que para la marcha del 8M no se planearon lugares estratégicos para los grafitis, todo se fue dando durante la manifestación, lo más importante para ellas era cuidarse, cuidar su integridad física, ya que durante el transcurso se vieron discrepancias en pensamientos, señoras que gritaban «¡No pinten!» «¡Eso no se haría en esta marcha!» «¡Es una marcha pacífica!»; y en lo general así se llevó la marcha, no hubo nadie golpeado, no hubo disturbios que se equiparan a la muerte de una sola mujer o niña.
Este año la marcha feminista estuvo cargada de enojo, rabia, coraje, tristeza por todas las muertes, por el sentir del caso de Fátima, de Ingrid y de su hermana Nilda. Violaciones, represiones, desapariciones, son solo algunas de las palabras que impulsaron a las mujeres a salir a manifestarse a las calles.