STAFF/ Margarita Arreola @Arreolamargui
Es día de Todos los Santos y los pantones se encuentran llenos de ofendas, flores y adornos que llevan los familiares a sus seres queridos sobre todo a los niños y quienes murieron antes del matrimonio.
Desde temprana hora la gente empezó a llegar para limpiar las lápidas y regar el pasto del campo santo en Gayoso, la tumba del joven Jerónimo, lució con flores frescas que sus padres colocaban de una en una, al acercarnos nos percatamos que el muchacho falleció en 1994 con tan solo 20 años.
Patlicando con los señores de aspecto humilde nos cantaron que su hijo fue de gran corazón noble e ingenuo, quien en un «accaidente de trabajo» falleció en Aguascalientes donde laboraba en la planta de la Nissan.
«Nos lo mataron, no fue accidente, disque se ahogó nosotros sabemos que lo golpearon y lo tiraron a la presa por culpa de una mujer», comentó entre dientes su padre, quien aún mostraba rabia y dolor al recordar la muerte de su hijo.
Prosiguiendo el relato, sus papás consideran que fue un asesinato por tener amoríos con una chica del lugar donde trabajaban y que en un paseo entre compañeros separaron a los jóvenes para golpearlos dejando a la chica en coma y a Jerónimo, muerto.
«Yo traté de averiguar qué pasó, supe quién fue el golpeador, fui a buscarlo hasta su casa y le tiré unos plomazos, después de cinco ya no se movió», finalizó su progenitor.
Por su parte su madre terminaba de poner las flores de cempasuchil formando una cruz de color morado al centro de los pétalos amarillos, mientras prendía una veladora en medio de un suspiro exclamó «mi niño era un buen muchacho, muy simpático, yo siempre vengo al Panteón en su cumpleaños y cada vez que puedo nunca lo voy a olvidar».