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Gilberto tiene 5 años, Kenia Guadalupe, 11 y José Arturo, raya en los 13. Los tres, enfrentan una difícil enfermedad: Leucemia Aguda Linfoblástica. Los veteranos y aguerridos combatientes de este cáncer hematológico y de la médula ósea que afecta los glóbulos blancos, hoy son maestros que comparten sus experiencias con los pacientes de nuevo ingreso al programa oncológico: “no se rindan, la vida es bonita”.
Es la Unidad Oncológica del Hospital Infantil “Eva Sámano de López Mateos” de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), donde los tres guerreros encontraron atención médica y esperanza de vida; donde aprendieron a lidiar con las enfermedades y a seguir siendo niños.
Entre catéteres, sondas, quimioterapias y radioterapias, ellos encuentran el tiempo para jugar y, también, para pararse frente a otros como ellos, recién diagnosticados, y germinar con sus palabras y su ejemplo, esa misma esperanza que ellos encontraron.
En Septiembre, “Mes Dorado de Concientización del Cáncer en la Infancia y Adolescencia”, la SSM promueve el ejemplo de estos campeones y de otros más que se atienden en la unidad; la institución brinda todos los cuidados, medicamentos y apoyo a los pacientes oncológicos.
Gilberto, Kenia y Arturo, son los lazos dorados -de oro puro-, que compartieron algunos de los momentos al interior de la institución médica y cómo, el diagnóstico y tratamiento oportuno, mejoró sus esperanzas de vida, por eso, “es importante que los papás estén atentos a la salud de sus hijos”.
A dos años de iniciar tratamiento, Carmen, Gilberto y José Antonio, coinciden en que su vida ha cambiado por las atenciones de sus médicos y la aplicación de sus medicamentos; eso los tiene de mejor ánimo, aunque también ven la vida de diferente manera:
“Cuando mis papás y yo nos enteramos que tenía cáncer, nos sentimos muy tristes; pero al pasar el tiempo los doctores nos fueron explicando que era eso y ahora vengo al hospital a recibir mi tratamiento y jugar con mis amigos, los doctores nos ayudan mucho, yo creo que estuvo muy bien poner este Hospital para que me ayuden a mí y a mis amigos”, dijo Kenia Zamudio.
La pequeña de 11 años, que había permanecido muy atenta a la entrevista, soltó el llanto cuando su madre le dijo: “Te quiero mucho, síguele echándole muchas ganas, como hasta ahora lo has hecho”. Minutos después, se recompuso y volvió a sonreír.
Gilberto, es más inquieto y lo expresó con sus cortas respuestas: “me siento mejor desde que vengo a este lugar”, respondió y corrió a seguir jugando; fue su madre, Juana Valencia, quien compartió el doloroso proceso de saber que su hijo tenía cáncer.
La madre de Gil ahora está tranquila porque cuenta con el apoyo de los médicos y “eso es una gran ayuda, que nos alienta a seguir luchando”.
Juana compartió su sentir con otros padres que viven el mismo suplicio: “nunca pierdan la esperanza y que siempre le echen ganas y no se desesperen, es algo que uno asimila con el tiempo”, dijo.
El “mayor” de los pacientes es José Antonio Hernández; con seriedad, expresó que cuándo supo de su enfermedad pasaron muchas cosas por su cabeza y se sintió muy triste; pero desde que recibe el tratamiento, “me siento mucho mejor”.
Con sus ojos llenos de lágrimas, Toño agradeció a sus padres por todo su apoyo y sin más, le dijo a sus doctores que los quiere mucho.
Los tres héroes, pese a su delicado estado de salud, son grandes ejemplos vivientes, llenos de solidaridad, quienes brindan apoyo y aliento a otras y otros menores que se encuentran en las mismas circunstancias; ellos están seguros que pronto se curarán porque son bien atendidos, no les faltan doctores, insumos, medicamentos y, menos aún, la ilusión por vivir.