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La debacle de la actividad industrial en la entidad obedece al rezago, falta de programas, proyectos de estímulos fiscales e inversión productiva por parte de la autoridad estatal, indicó Heliodoro Gil Corona, coordinador de proyectos estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM).
“Hoy tenemos que comer camote, porque no hicimos la tarea previa, mínimo con el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), debimos de habernos subido”, aseveró durante la rueda de prensa celebrada esta mañana.
El economista destacó que el rezago industrial en Michoacán es multifactorial, además de no aprovechar el TLCAN, desde los orígenes de la industrialización se quedó retraído, a diferencia de entidades como Jalisco, Estado de México, Baja California y Nuevo León.
Destacó que el gobierno michoacano le apostó a la agricultura, ganadería y el tema forestal sin buscar la modernidad y producción de tecnologías, por esta razón apuntó que se descuidó la parte industrial y por ello la mayoría de los empresarios del Estado realizan actividades comerciales.
Precisó que otro de los factores que reflejan la caída significativa de la actividad industrial en Michoacán es la falta de inversión productiva generada por tener una de las estructuras fiscales más débiles del país, prevalece desde el año 2000 a la fecha con cuatro impuestos: impuesto enajenación de vehículos usados, impuesto sobre lotería, rifas, sorteos y concursos, impuesto sobre hospedaje, impuesto sobre la nómina.
Gil Corona enfatizó que es necesaria una reforma fiscal estatal conversada, dialogada y acordada con los sectores involucrados y no se repita lo que pasó con el paquete fiscal 2019, donde los impuestos cedulares y ambientales son un fracaso.
Es una de las estructuras fiscales más débiles del país, prevalece desde el 2000 a la fecha con cuatro impuestos: enajenación de vehículos usados, sobre lotería, rifas, sorteos y concursos, sobre hospedaje, sobre la nómina.