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Los medios hoy… La tiranía de las mayorías

"La revocación de mandato significaría ejercer el cargo a contentillo de las mayorías; un alcalde, gobernador o presidente de la República no se atrevería a tomar decisiones poco populares pero necesarias ante crisis..."

By: Camila Cienfuegos (La infiltrada)

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La propuesta para la revocación de mandato de AMLO no es otra cosa que la instauración de una “tiranía de la mayoría”, pero Sartori lo analiza mejor en su libro “¿Qué es la democracia?”: “significa violar, legislando o gobernando, los derechos de las minorías”. Es pues el uso infame de los números como elemento ajeno a la calidad para aplastar a las minorías y que dicho sea de paso, no son tan minoritarias en nuestro país.

 

Recordemos que partir de nefastas experiencias dictatoriales que nos llevaron a guerras intestinas, a un gobierno casi unipartidista, se creó el Instituto Federal Electoral que con una fuerte dosis de ciudadanización, logró darle mayor impulso a la todavía inacabada democracia mexicana. Para bien o para mal y sustentada en la desconfianza (de ahí su alto costo), el IFE (hoy INE) es una superestructura que se diseñó para llevar a la gente al poder, pero no para quitarla.

 

Nada más imaginen: a esta superestructura le corresponde registrar a los partidos políticos, calendarizar las elecciones, organizarlas, registrar a los candidatos, regular la operatividad de las precampañas y las campañas; además hay un tribunal electoral que se encarga de dirimir las diferencias que se dan si hay inconformidad con los resultados electorales, y al final, otorgan la constancia que acredita a los ganadores como gobernantes o legisladores. Pero diseñar algo similar para tumbar a alguien del poder no es igual, no es tan sencillo realizar una “consulta” para retirar a un gobernante a medio camino de su administración, pues es sabido que la opinión pública es cambiante ¿Retirarlo por qué? ¿Porque es un mal gobernante? ¿Y cómo saberlo? Si resulta un gobernante que robó dinero ya no correspondería a la autoridad electoral retirarlo del cargo, sino a las fiscalías. En teoría así sería para cualquier delito pero, solo en teoría.

 

Pero para cualquiera de los tres poderes, la revocación de mandato significaría ejercer el cargo a contentillo de las mayorías; un alcalde, gobernador o presidente de la República no se atrevería a tomar decisiones poco populares pero necesarias ante crisis políticas o económicas porque no le gustarán a los electores, y que a su vez, buscarán estas decisiones como pretexto para  derribar al mandatario en la siguiente consulta intermedia como mero desquite ¿Sería lo correcto?

 

Desde una perspectiva muy personal, la revocación de mandato se asemeja más a una especie de juicio sumario que provocaría que el gobernante se dedique en la primera mitad de su periodo a “quedar bien”, a regalar dinero, a ser complaciente, a ser populista, demagogo (valga la redundancia) en lugar de ser un buen ejecutivo. Sería un gobernante que solo actuaría mañosamente bajo los indicadores del rating porque quiere mantenerse en el cargo la otra mitad de su periodo

 

Finalmente, mientras no se diseñe de manera concienzuda un esquema que permita la revocación de mandato con una buena estructura, bajo órdenes legales, operativas y administrativas, las “consultas” patito de #AMLO son una mera vacilada, una verdadera dictadura de las mayorías.

 

¿REELECCIÓN?

Lo que los fundamentalistas pro-AMLO no ven (o no quieren ver) es que el discurso de la “no reelección” que pregona el presidente es el mismo que usan los déspotas latinoamericanos para perpetuarse en el poder. El propio Hugo Chávez sugería abandonar el cargo si el pueblo así lo mandataba. Al final solo la muerte lo separó del poder.

 

¡Excelente lunes para todooooooooooos!

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