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Saliendo del clóset…Un Icono Gay atravesado por la Intolerancia, el clasismo y la marginación.

By: Raúl Martínez 

Sebastián, hijo de familia militar y noble, Nacido en Narbona y criado en Milán, Fue nombrado capitán de la guardia pretoriana en la que era respetado por todos y muy apreciado por el Emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Este joven que era favorito del gobernante, (algunos estudiosos sugieren que tenía relaciones sexuales con él) La Tradición narra que cuando Sebastián se negó a renunciar a sus creencias religiosas, el emperador Diocleciano se sintió como un amante despreciado, y este ordenó ejecutar a Sebastián disparándole un sin número de flechas, pero cuando Santa Irene fue a recoger el cuerpo descubrió que aún estaba con vida y se lo llevo. Al recuperarse, se negó a escapar de Roma y enfrentó públicamente al emperador Diocleciano, quien dio órdenes de matarlo a golpes y arrojar su cuerpo a una alcantarilla. Sebastián fue sacado de las alcantarillas y enterrado en la Vía Apia en Roma.

 

San Sebastián con el tiempo se ha convertido en un emblema que abandera a quienes la sociedad margina a causa de sus preferencias, también a quienes son perseguidos por una mayoría intolerante y clasista, pero que sobrevive y encara a sus perseguidores. Sebastián es el santo quizás con la mayor carga de deseo homoerótico. Oficialmente es nombrado como patrono de los militares, los arqueros y los deportistas, pero como sucede con algunas de las figuras públicas actuales, existe la llamada «versión oficial» y las «interpretaciones». Y aquí es donde los homosexuales se han hecho, a partir de la iconografía de un santo Gay, y es que en la mayoría de las imágenes alusivas al santo es retratado como un joven desnudo con un taparrabos, una pose contorsionada la mirada perdida, en éxtasis y atravesado varias flechas, generando una escena dramática, erótica y digna de evidenciar los grandes problemas a los que se enfrentan las poblaciones Diversas sexuales, por lo que se convirtió en un tema de mito sexual.

 

Gracias a la iconografía con la que se nos presenta por diversos y variados artistas, Sebastián se ha convertido en un emblema de belleza masculina, un joven simbólicamente penetrado, extasiado, que sugiere un escape o fuga y supervivencia de una persecución pública; elementos suficientes que se identifican con la comunidad lésbico-gay. Que hasta nuestros días sufre y padece la persecución a causa de la orientación sexual, la discriminación en espacios laborales y educativos y la injusticia e intolerancia. Pero no solo los homosexuales, las lesbianas, las personas bisexuales o personas trans, hoy un sin número de personas se ven perseguidas y bien podrían identificarse con el santo.

 

La tragedia del fin de semana puso nuevamente el debate clasista y justiciero de esta sociedad que cada vez muestra su lado más deshumanizado. El culpar a las víctimas por la catástrofe, el buscar responsables políticos en turno y aún más… la risa y la burla respecto a lo sucedido, se nos olvida que es todo un sistema el que nos somete y oprime, continuamos repitiendo los discursos culpándonos entre ciudadanos de la pobreza, la marginación de la realidad de muchísimas comunidades en nuestro país que han sido sometidas al placer del sistema político y económico. Es lamentable también el uso que le dieron los medios de comunicación a la tragedia, y es triste que en lugar de aprovechar estas tecnologías de la información y que deberían ser los primeros en educar- reeducar y formar ciudadanos, aprovechen para aumentar sus likes, burlándose, generando memes, compartiendo imágenes, para provocar un discurso de odio y clasista. Llegando incluso a provocar acciones en contra de otros, lo malo es que somos los menos los que aun sin vivir en la tragedia o la desgracia sentimos empatía por el otro, no solo nos duele, nos confronta y nos compromete a no preocuparnos sino a ocuparnos en la transformación de esta sociedad en decadencia lo peor es saber que ni la cartilla moral con todo y sus buenas intenciones servirá para recuperar un poco de humanidad. Estamos tan lejos de ejercer ciudadanía.

 

 

¡caray! ¡Qué nos pasa! ¡Que nos tiene que pasar! Es una lástima que no entendemos que el sistema es el que nos sigue matando… la pobreza estructural, la miseria humana nuevamente se hace presente hablando desde el privilegio… una lástima leer a tanta gente que uno piensa son solidarios y entendía el significado de hacer comunidad. Es una lástima que hoy hay muchos y muchas Sebastián que son muertos por la intolerancia, la marginación, por ser y pensar distinto. Que el karma no nos llegue pronto.

 

 

 

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