Los rebeldes 14… Aborto para no morir
By: Itzia Ramos
Tal vez la verdad que más me ha costado procesar es que vivimos en una realidad de bocas cerradas y miradas apartadas. Caminamos por un sendero demasiado amplio con una visión de túnel, recurrimos a la negación y la ignorancia como un escudo de nuestra responsabilidad.
Hace más o menos una semana la propuesta de despenalización (y legalización) del aborto pasó con luz verde en la Cámara de Diputados de Argentina. Miles de mujeres salieron a marchar, a luchar por su derecho a decidir. Esto, obviamente generó respuestas muy variadas: desde celebraciones hasta llamados a crear días de luto, y claro, el silencio.
Leí muchas posturas, argumentos, ensayos, oraciones para (cito textualmente) “parar masacres”…en su mayoría, no era nada que no hubiera escuchado antes.
En una de esas, me encontré con un argumento que me llenó de tristeza. Decía que el aborto ni siquiera debía ser legal cuando la vida de la madre estuviera en riesgo, o eso daba a entender, defendiéndose con que la proporción de muertes por partos contra los partos exitosos anuales era muy pequeña. Recordé una vez que debatí con una chica sobre el tema, y sus estudios que mostraban lo difícil que era que una mujer se embarazara al ser violada. Seguí leyendo el mismo comentario una y otra vez, con pequeñas variaciones.
Una mensaje saqué de ahí: las minorías no importan.
Para los ojos de las mayorías, son sólo cifras en otra gráfica. Meras cantidades con actas de defunción, escondidas en bolsas blancas (y eso «las suertudas») en la morgue; reportes que preferimos hacer como que nunca escuchamos, porque lo que esas chicas hicieron es moralmente incorrecto, ¡y probablemente se merecían morir por hacerle ese daño a una criatura!
¿Pero, cuántas de las personas que piensan lo último no son chicas privilegiadas que un día tuvieron sexo sin protección? ¿Cuántas no se encontrarán algún día en una clínica, pagándole una buena cantidad de dinero a un doctor para que les practique un aborto a escondidas? ¿Cuántas no seguirán estudiando, trabajando, y en futuro tendrán hijxs con una pareja estable?
No tenemos esas cantidades.
Y tampoco tenemos las cantidades de las mujeres con menos suerte. Las que se practicaron un aborto clandestino, y ni al hospital alcanzaron a llegar antes de morir. Las que recurrieron al perejil, a un gancho de ropa o unas agujas de tejer, ¡las que perdieron su vida por el pecado de no tener dinero suficiente para sobornar a un profesional!
No les estoy hablando de dos o tres casos: estas son cientos de muertes alrededor del mundo que se pudieron, pueden y podrán prevenirse si se legaliza este procedimiento.
Yo no sé si sea inmoral o no abortar, y eso es algo que debe decidir cada quién. Esa es la parte importante: que puedan escoger. Si no quieres abortar, si va contra tus principios, si crees que está mal, ¡no abortes!, pero no le quites la oportunidad a alguien más.
Este no es un caso de: “¿Qué hubieras sentido si a ti te hubieran asesinado?” ni que si yo quería ser ingeniera con 12 semanas de concebida, porque (siendo honesta) si me hubieran abortado no me habría importado: era un feto que ni respirar por si mismo podía, ¿cómo iba a querer ser alguien en la vida?
Insisto, aquí no es de que si las mujeres abortan o no: esto pasa todos los días y no podemos escudarnos bajo principios éticos mientras alguien en algún lugar del mundo está muriendo por un aborto mal practicado.
Así que, por todas esas chicas cuyas vidas todavía podemos salvar:
- Educación sexual para decidir.
- Métodos anticonceptivos para no abortar.
- Aborto para no morir.
Una felicitación a todas las personas que lograron este triunfo. ¡Este sólo es el principio!
(Si estás interesadx en leer más sobre el tema, aquí está el plan oficial que fue aprobado: http://www.abortolegal.com.ar/objetivos/)
Itzia Ramos, próxima estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y los tacos con piña. Escribe poesía en sus tiempos libres.