Ciudadanos Emergentes…Yo quiero ser un Ciudadano del Mundo.
¿Qué es un ciudadano emergente? Yo quiero ser un Ciudadano del Mundo.
Arturo Ismael Ibarra Dávalos
Hola ¿qué tal? En primer lugar agradezco mucho al equipo changonga.com la distinción a invitarme a escribir. Cada semana, desde hoy, estaremos en contacto, a través de ésta columna intitulada Ciudadanos Emergentes.
No se puede cuidar algo que no se quiere, y no se puede querer algo que no se conoce. El primer deber de un ciudadano debería ser conocer su ciudad y aprender de ella”, debemos ser ciudadanos del mundo.
Se deben poner sobre la mesa los problemas de integración social, una de las principales carencias y provocadoras de la desigualdad urbana de nuestras ciudades. Esto, lo acompañaría con una gran carga de autoestima, ya sea personal como comunitaria.
El acercamiento de la gente no tiene que ver solo con que sea un año electoral, sino por la intención de “cambio” que persiguen muchos ciudadanos.
La gente quiere romper los mecanismos de los viejos partidos. Por eso tenemos que abrir espacios para ciudadanizar las expresiones políticas.
El desarrollo económico, países emergentes y globalización deben ser vistos por los ciudadanos.
El término «globalización» se utiliza para referirse a la creciente interdependencia mundial de la gente y las naciones.
Desde hace unos diez años, este proceso ha cobrado muchísimo ímpetu, sobre todo debido a los grandes avances en el campo tecnológico.
Los bloques que eran antagonistas durante la Guerra Fría prácticamente han desaparecido, las barreras comerciales se han venido abajo, los principales mercados financieros del mundo se han ido integrando y viajar es cada vez más fácil y asequible.
La globalización es económica, sobre todo, pero también es crecientemente política y cultural. Lo más característico de este proceso es la imbricación creciente de las economías nacionales en el sistema global de producción, sobre todo a través de las empresas multinacionales.
A este sistema de producción mundial se corresponde una extensa red de relaciones comerciales. El comercio internacional ha alcanzado en las últimas décadas niveles sin precedentes. A esta producción crecientemente trasnacional y al incremento de los intercambios comerciales internacionales se junta una dinámica financiera que se ha convertido en un elemento central de la globalización económica.
La globalización tiene, asimismo, un componente cultural. Los medios de comunicación y la industria de la cultura están generando la sensación de pertenencia a un mundo único y han abierto la posibilidad de penetración comercial de productos y de marcas globales, dentro de un contexto en el que los comportamientos sociales tienden a homogeneizarse en el nivel trasnacional.
También se ha producido un debilitamiento de los Estados nacionales y la articulación de la acción política en múltiples estratos, hacia abajo con una mayor descentralización y autonomía de los ámbitos locales y regionales y hacia arriba, con una transferencia de soberanía hacia los niveles de integración regional supranacional y hacia las instituciones mundiales.
Esta creciente integración internacional ha producido toda una serie de consecuencias de carácter económico, político, cultural y medioambiental. Como sucede en el caso de gran cantidad de logros humanos, la globalización tiene un lado positivo y uno negativo. Los defensores de la globalización responden que las naciones pobres no sufren como consecuencia de este fenómeno, sino porque tienen gobiernos corruptos, una administración inepta y políticas económicas ruinosas. Según Joseph Nyer, decano en la Universidad de Harvard, «La tecnología y las inversiones pueden ayudar a combatir la pobreza pero sólo cuando hay gobiernos responsables».
Por ello tenemos que ciudadanizarnos, para logar ser Ciudadanos Emergentes.
Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Presidente de la Sociedad Civil Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo y de Bien Común Michoacán Asociación Civil.