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“No hay palabras para agradecer lo que el Gobernador Silvano Aureoles está haciendo por nosotros, porque esto antes no lo podíamos conseguir ni con dinero”, expresa otro beneficiario del programa.
Para Mauricia García Ochoa ayer fue un día especial. Viajó a San José, California, para reencontrarse con dos de sus cinco hijas e hijos que radican en Estados Unidos; a una la volverá a ver después de 40 años, y a la otra luego de 20 años.
Emocionada hasta las lágrimas, Mauricia no deja de agradecer que el Gobierno del Estado haya creado el programa Palomas Mensajeras, que le ha permitido cristalizar el sueño de reencontrase con sus hijos e hijas.
“Yo decía ‘primeramente Dios me dará licencia de volver a ver a mis hijos’, y ahorita se está cumpliendo con su voluntad. Estoy un poco angustiada porque a mi hija más grande siento que ya ni la voy a conocer, a la otra yo digo que sí, o quién sabe, después de tantos años también”, expresa mientras ve una y otra vez el pasaporte y la visa, antes de subirse a un avión por primera vez en sus 65 años de edad.
Mauricia es una de las 28 personas adultas mayores que integran el segundo grupo de Palomas Mensajeras que viaja del municipio de Múgica a reencontrarse con sus hijas, hijos y familias conformadas en Estados Unidos, a quienes no han visto durante décadas.
En este grupo que fue despedido por el secretario del Migrante, José Luis Gutiérrez Pérez, en el Aeropuerto Internacional de Morelia, también viajó el matrimonio conformado por Blas González y Julia Méndez, quienes se reencontrarán con dos de cinco hijos que radican en Estados Unidos y a quienes no ven desde hace 12 años.
“Mis hijos se fueron a buscar la vida, buscando la forma de salir adelante, y ahorita están contentos porque ya vamos para allá. Yo mantenía la esperanza de volver a ver a mis hijos, pero por lo difícil de la situación decíamos que no se iba a poder, pero gracias a Dios ya vimos que sí”.
“No hay palabras para agradecer lo que el Gobernador Silvano Aureoles está haciendo por nosotros, porque esto antes no lo podíamos conseguir ni con dinero”, manifiesta Blas, mientras toma fuerte de la mano a su esposa para abordar el avión.
Juventina Chávez también viajó en este grupo para reencontrarse con sus dos hijas radicadas en Estados Unidos, a quienes tiene 24 años sin ver; en este viaje también conocerá a sus cuatro nietos.
Los 28 integrantes de este grupo -que en su mayoría tiene hijos e hijas en otras entidades de Estados Unidos, a los que podrán visitar posteriormente con la obtención de su visa por diez años-, fueron recibidos por sus seres queridos entre abrazos, risas y llanto, al ritmo de canciones michoacanas interpretadas por un mariachi.