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Lo importante es la mora… // By Fernando Juárez “El Sargento”

Fernando Juarez

Por Fernando Juárez “El Sargento”

Quiero compartirles una pequeña reflexión que espero sea de utilidad y que sea de su agrado.

Un cazador decidió salir un día en búsqueda de una presa valiosa con la cual poder probar sus habilidades, decidió internarse en la selva con su lanza y su arco, conforme pasaban las horas solamente veía animales comunes y presas menores, situación que lo desanimaba y lo mantenía enfocado y con el objetivo de buscar una presa digna para demostrar su habilidad.

El hombre pasó todo el día sin prestar atención al canto de las aves, la vegetación exótica, sin apreciar la calidez de los rayos del sol, la caricia de viento…tenía un solo objetivo y nada mas importaba.

El día estaba a punto de terminar y el joven cazador decidió tomar un pequeño descanso, abandono sus armas y se recostó, en ese momento escucho entre los matorrales un ruido extraño, decidió incorporarse y su sorpresa fue mayúscula al ver un tigre que se encontraba al acecho.

Ante el miedo, el cazador salió corriendo, teniendo tras de sí al tigre, que ansioso buscaba el menor descuido para saborear a su presa, el destino quiso que la carrera terminara de una manera cruel, el cazador se encontraba en un escenario que pondría a prueba su carácter, por un lado tenia al tigre hambriento y por el otro había una cascada.

El hombre ante el temor que le infundía el tigre decidió arrojarse a la cascada, pues a su parecer resultaría una muerte menos dolorosa y pronta, se encontraba tan cansado y desesperado que no quería ni pensar en la idea de sufrir siendo devorado lentamente por un tigre.

El hombre cayó al vacío y al poco tiempo el destino le dio otra sorpresa, una rama de árbol se interpuso en su camino y detuvo la fatal caída, desfallecido, el cazador decidió pasar la noche sobre la rama salvadora, agradeciendo a la vida la nueva oportunidad.

A la mañana siguiente el hombre vio la rama y encontró una mora, la más dulce, jugosa y madura que sus ojos hubiesen visto, la tomó y la saboreó, instantes después el cazador bajó la vista y al pie del árbol se encontraba el tigre recostado, esperando pacientemente el descenso del hombre…

Con esto termina esta pequeña historia, dejándonos una reflexión.

No podemos pasar la vida entera en busca de un objetivo, dejando de lado todo lo demás, pues cuando la muerte inevitablemente se presente ante nosotros (el tigre), por más que queramos evitarla, correr y escondernos, todos nuestros esfuerzos serán inútiles, pues ella siempre nos encontrará.

Hay que disfrutar las pequeñas alegrías que nos da la vida (comernos una mora) pues no sabemos qué momento el tigre nos alcanzará.

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