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Astronomología // By @indiehalda

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Por Oscar Hernández

El lunes pasado más de 25 millones de alumnos de nivel básico volvieron a clases: mochilas a reventar, sonrisas aquí, padres compungidos allá, uniformes pulcros… el ritual de cada año se aderezaba con las ceremonias de inicio de curso, algunas de ellas con presencia de autoridades de distintos niveles y dependencias.

Una escuela indígena de San Luis Potosí tuvo como invitados –entre tantos otros- a nuestro presidente, así como a Aurelio Nuño, Secretario de Educación quien se cuenta entre los suspirantes favoritos del preciso para contender por la presidencia el año entrante.

Nuño es una de las estrellas ascendentes en este sexenio de claroscuros. Relativamente joven y con una carrera pública nada despreciable, si algo podemos reconocerle al capitalino egresado de la Ibero es que, tal y como lo prometió hace casi 2 años que asumió la secretaria, su trabajo giraría en la implementación de la reforma educativa, ese ente abstracto necesario y repudiado a partes iguales.

Después de 20 años de proverbiales boicots a los inicios de clases en los estados rijosos (estoy hablando de ustedes Oaxaca, Michoacán y Guerrero), un inicio completo a nivel nacional y con pruebas pilotos de la reforma (que será implementada por completo el año entrante), la calificación del trabajo de Nuño debe ser positiva. Claro, si logramos ser objetivos.

Nuño tiene mucho que decir y demostrar sobre su labor, y nosotros como sociedad mucho que analizar, reconocer y criticar de la misma ¿Lo estamos haciendo? En lo absoluto, por lo menos no ahora. Y todo por un tropiezo del secretario.

¿Le suena el nombre de Julieta Norma Fierro Gossman? Permítame informarle, querido lector: la doctora Fierro es una reconocida astrofísica y divulgadora científica, autora de 40 libros y miembro de la RAE. Le soy sincero: antes de esta semana no había tenido la fortuna de conocer la obra de la doctora. Mea culpa.

Nuño, agradeciendo el apoyo de la doctora por la guía práctica del más bien desangelado (al menos en nuestro país) eclipse del lunes, le dio un par de ocasiones durante su discurso el título de “astróloga” en lugar de “astrónoma”, que es el correcto.

¡Pecado! ¡Infamia! ¡Supina ignorancia! fiel a su tradición, la santa inquisición digital se le fue a la yugular al licenciado Nuño. Él, fiel a sus formas, dimensionó con elegancia el asunto: pidió disculpas por la pifia, corrigió y a otra cosa, mariposa, aprobación y risa de la doctora Fierro incluida.

¿Nuestro secretario de Educación conoce la diferencia entre “astrología” y “astronomía”? estoy casi seguro que sí.
¿Sabía Nuño que se dice “ler” y no “leer” antes de que la simpática Andrea lo corrigiera el año pasado? No lo dudo.

¿Este par de errores son una forma adecuada de medir y analizar la gestión del secretario, dejando de lado el fondo para clavarnos en la forma? Me parece que la respuesta es obvia.

No encontré por ningún lado la definición, pero creo que la Astronomología es la ciencia que estudia la necedad de ver la paja en el ojo ajeno. Y en esa, muchos de nosotros tenemos amplia experiencia.

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