STAFF/ Matilda Martínez
A un año de que inicie formalmente el proceso electoral del 2018, el dirigente de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador, arrancó virtualmente su campaña presidencial, disfrazada de la firma de un «Acuerdo Nacional de Unidad por la Prosperidad del Pueblo de México».
El corazón de la capital michoacana fue testigo de las intenciones del tabasqueño, quién afirmó ante la concurrencia que “la tercera será la vencida” y prometió un cambio radical en las políticas gubernamentales.
Al llamado obradorista, que estaban invitados todos los militantes de otros partidos políticos, únicamente acudieron su fiel lacayo, el diputado federal, Fidel Calderón Torreblanca, el coordinador de la bancada perredista, Juan Pablo Puebla Arévalo y el líder de los ediles del sol azteca, Gustavo Ávila.
Un grupo reducido con banderines de la corriente, Frente Amplio Progresista (FAP) que dirige Calderón Torreblanca hizo presencia en el lugar.
Las banderas amarillas del PRD y las de Morena, ondeaban con júbilo ante las promesas de López Obrador de incrementar los salarios de la clase trabajadora y eliminar los privilegios a las cúpulas de poder.
López Obrador no alcanzó a juntar los 40 mil simpatizantes, juntando alrededor de 20 mil personas de las que había prometido su dirigencia estatal en días pasados, pero sí rompió con el tradicional paseo ciclista que realiza el ayuntamiento capitalino todos los domingos.
El tabasqueño se apostó justo frente a la Plaza Melchor Ocampo en la arteria principal del corazón de la ciudad e invitó nuevamente a toda la militancia de otros institutos políticos a sumarse a su proyecto.
“Pero nos reservamos el derecho de admisión, no aceptaríamos nunca a Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari o al propio Enrique Peña Nieto, mejor que se abstengan”, vociferó ante los presentes que al escuchar el nombre del presidente de la República, desquitaron con rechiflidos el hartazgo hacia el alza en los precios.
“¡Fuera PRI, fuera Peña Nieto!” Exigían la exaltada multitud que celebraba la presencia del político tabasqueño.
López Obrador aprovechó el apoyo de los presentes para comprometerse a recuperar el petróleo al llegar al poder, así como a someter a consultar popular las llamadas reformas estructurales.
Lanzó un llamado para el cierre de filas en torno a la unidad y evitar “diferencias, celos y sentimientos” encontrados que únicamente provocan las rupturas entre el pueblo y propician al empoderamiento de las grandes cúpulas del poder.
Al término de su discurso, López Obrador se negó a dar entrevista a los medios de comunicación y estuvo cerca de provocar un conato de violencia entre la prensa que buscaba lanzar algunas preguntas y algunos simpatizantes que intentaban acercarse para tomar la tradicional selfie y subirla a sus redes sociales.
