STAFF/@OmaidaMelissa
El aire soplaba fuerte a las afueras del recinto, los espectadores no dejaban de llegar, no hubo largas filas, pareciera que la agrupación con más de 30 años no tendría éxito, sin embargo, el acceso permitió que la gente se colocara con tiempo en sus lugares, disfrutara de la charla y las anécdotas mientras comenzaba el espectáculo.
En el interior de nuevo el vacío momentáneo, no hay como las luces a medias para sentirse poco a poco en ambiente.
Una que otra rechifla no desconcertó a quienes esperaban ver, pero sobre todo escuchar, a los ídolos de “17 años”.
La hora estaba marcada ya en su comienzo, sin embargo fue media hora después que Elias, Jorge, Lupita, Cristina, Pepe, Alfredo y demás músicos ingresaron al escenario con instrumentos en mano, colocándose frente al micrófono, sin duda el entusiasmo opacó los lugares vacíos, dando pie para bailar una “entrega de amor”.
Con el sonido característico de una cumbia, los asistentes, comenzamos a bailar, si, comenzamos, porque a pesar de que la encomienda es observar, es imposible no sentir como entra el sonido en el alma, es imposible no moverse cuando el ritmo es muy mexicano.
“Desde Iztapalapa para Moreliaaaaaaa” dijo el guitarrista y fundador de la agrupación, mientras el sonidos de las tubas arrancaba el primer grito moreliano.
El ruedo del Palacio del Arte fue el escenario de toda la noche, el brinquito, las volteretas, la cadencia oportuna de la danza, dejaron sonrisas por doquier, a pesar del polvo que se levantaba tras “las maravillas de la vida” la gente disfrutó chela en mano, de un espectáculo fresón.
El listón de tu pelo, una de las canciones más sonadas de los Ángeles Azules llegó tras cinco canciones ininterrumpidas, para ese momento el estrés estaba sudando, embelesado no por el espectáculo de luces o tragafuegos artificiales colocados al frente del escenario, embelesado porque a pesar de que la canción compuesta hace más de 20 años, no dejó de ser coreada en su estribillo principal de cumbia sonidera.
Tras pausas hechas comentarios y para permitir que el whisky, ron, brandy o chela entrara con ahínco al cuerpo, llegó “cómo te voy a olvidar”, era la canción número trece, había trascurrido una hora, el público sin duda no dejaba de bailar.
Con la canción de “el meneíto”, se invitó a varias parejas a demostrar en el escenario sus dotes dancísticos, los que emocionó mucho más la asistencia.
Finalmente llegó “17 años” canción polémica pero de gran éxito, con ella apareció el invitado de la noche, Jay de la Cueva, exvocalista de Moderatto. La guitarra fue estremecida y el polvo se levantó aun más.
Veintidós canciones dejaron la polilla en el Palacio del Arte, los aproximadamente 1200 asistentes se fueron retirando en completo orden, bebida y churros en mano.
Un concierto que quizá por los 835 pesos que valía el boleto para el ruedo, no tuvo un cupo desbordante, permitió el acceso al “fresa” cumbianchero. Durante una hora 40 minutos los Ángeles Azules enfiestaron a los morelianos “De Plaza en Plaza” seguramente seguirán dejando sus “17 años”.