Mireles: mala defensa // By Rodrigo Santillán Cárdenas
Por Rodrigo Santillán Cárdenas
Si el Dr. José Manuel Mireles Valverde continúa en prisión se deben particularmente a dos temas: primero, a un empecinamiento del Gobierno Federal al calificarlo como uno de los reos más peligrosos del país; y segundo, y talvez el más certero: ha contado con pésimos abogados que defiendan su causa, quienes se han aprovechado de su figura e importancia de impacto nacional para promoverse en los reflectores mediáticos.
Si nos atenemos al expediente técnico del caso del fundador de las autodefensas en Tepalcatepec, la única imputación de peso –y que resulta incluso incomprobable- es que al momento de su detención portaba armas de uso exclusivo del Ejército Mexicano, toda vez que los señalamientos de haber participado en un asesinato, ya fueron desvanecidos.
Es por ello, que su proceso se atiene exclusivamente a dos vías: la presentación sólida de pruebas de descargo, así como de alegatos sustentados en argumentos jurídicos que permitan desvanecer las acusaciones en contra de Mireles; o un ejercicio de carácter político, para evidenciar que detrás de los señalamientos en su contra, subyacen los intereses por mantenerlo preso.
Las efímeras defensas que ha venido arrastrado el ex vocero de las autodefensas, se han concentrado más en lo último que en lo primero, es decir, que han optado más por litigar en los medios, que hacerlo con firmeza frente a los tribunales.
Por ello, las pruebas y argumentos presentados ante el juez Quinto federal de Uruapan han sido rechazados, toda vez que sus defensores no han podido acreditar su inocencia por posesión de armas de fuego.
Por la defensa del Dr. Mireles han desfilado muchos abogados que gustan más de los reflectores que no han demostrado pericia a la hora de defender a su cliente: Thalía Vázquez Alatorre; Salvador Molina Navarro e Ignacio Mendoza.
Todos ellos sabedores del impacto que tiene el tema Mireles en los medios nacionales e internacionales, optaron por mediatizar la defensa, dar entrevistas al por mayor e incluso recurrir a declaraciones mediáticas para defenderlo. Es por eso que un día sí y otro también, sus pruebas son rechazadas por el juez que conoce del caso.
Ahora, la última estrategia del último abogado en turno del Dr. Mireles, el ex perredistas y ex asesor de Fausto Vallejo, Ignacio Mendoza, se ha entretenido en levantar polvo en torno al tema del traslado del ex vocero de las autodefensas del Cefereso número 11 con sede en Hermosillo, Sonora, al Centro de Readaptación Social David Franco Rodríguez.
En ese tema, Mendoza ha gastado tiempo, saliva y mucho protagonismo, a fin de exacerbar más el tema en el ámbito político, que en el mero expediente judicial.
Virginia Mireles, hermana del líder social, es quien lleva el caso judicial, y sólo ella ha determinado quién se hace cargo de la defensa de su familiar, pero por lo que se ha visto y dicho, ha equivocado la ruta. Más valdría que tome el ejemplo del otro líder de los grupos de autodefensa, Cemeí Verdía, quien optó por hacer a un lado a un defensor mediático, para contratar a un verdadero litigante, y por ello obtuvo su libertad en corto tiempo.