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Con gritos de “somos pachecos no criminales” marcharon grupos en pro del uso recreativo de la marihuana este sábado, con motivo del Día Mundial por la Legalización de la Marihuana. Entre algunos de los grupos se encontraba Movimiento de Consumidores que festejaron en el Monumento a la Madre.
A pesar de los ánimos un poco abatidos por el calor del medio día y los claxons, la banda no se dejó contagiar de la mala vibra y empezaron a “colocarse”. En algún momento pudo escucharse a un miembro de Mystic Sound of Revolution pidiendo:
«Guarden sus chelas. Por favor, por favor. Que se vea un chingo el humo, que se vea machín la mota. Saquen los kilos, pero no queremos chupe, güeyes. Y los que están chupando, está mal que sea yo quien se los diga, pero sean cabrones y guarden las chelas, camuflash, camuflash, compas».
Al parecer aún entre pachecos hay vertientes muy diferentes. Por un lado, unos pretendían reunir firmas y para meter un amparo por el derecho a cultivar y consumir mariguana, aunque otros, adictos a la contracultura, como García Vallejo, decían que la legalización no es un tema de tribunales. «Hoy, la vía directa para la legalización de la mariguana es el autocultivo y el autoconsmo». Por este motivo unos se reunieron en el Monumento a la Madre mientras que otros se concentraron en la Alameda para ir hacia el Monumento a la Revolución.
«Ya pasamos la etapa de la confrontación, ahora estamos en la naturalidad: la gente va entendiendo que un pacheco no es más agresivo».
En cualquier caso, los argumentos para pedir la legalización de esa droga eran los mismos: no se ha demostrado que sea más peligrosa que la sal o el tabaco y porque su prohibición causa miles de muertes por el narco y encarcelamientos injustificados.
En el Monumento a la Revolución se encontraba el ex diputado del PRD, Fernando Belaunzarán, repitiendo esta colorida frase que era eco entre los vendedores ambulantes de comida: «El bajón, el bajón, para que se sigan aguantando la risita».
Por lo que se pudo comprobar, todo transcurrió con naturalidad y ni policías hubo. Ni un robo, ni una pelea, sólo jóvenes de ojos flojos sacudiendo el polvo, o sentados, una mano en un papelito y la otra sacando semillitas.