Dudas que dañan // By Camila Cienfuegos
Por Camila Cienfuegos (Makeshi)
Uno de los presuntos cabecillas de los “viagras”, Nicolás Sierra, “El Gordo”, se sinceró con el periodista Carlos Arrieta del periódico El Universal. Al reportero le dijo en entrevista que el procurador de Justicia del Estado, Martín Godoy Castro, lo habría enviado como su representante personal, para apalabrar negocios con otro colega del Cártel Jalisco Nueva Generación: Nemesio Oseguera “El Mencho”. Entre los tratos, figuraba una especie de pacto de no agresión de concretarse una incursión de los jalicienses en tierras michoacanas, lo que el funcionario estatal pronto rechazó.
Entiendo que “El Gordo” no es sujeto de crédito en situaciones de confianza, por eso su acusación debería tomarse con cautela, como las sistemáticas acusaciones de la Tuta. Después de todo, la presunta banda de “Los Viagras”, son perseguidos por la ley y no precisamente por una infracción de tránsito.
Por su parte, el procurador Godoy Castro calificó de fantasiosas las aseveraciones de “El Gordo” Sierra ¿Pero a quién creerle? El gordo es un presunto criminal, o al menos, es un hombre marcado como tal por gente que habita en la región del Valle de Apatzingán. Pero el procurador tampoco es un personaje que goce de prestigio en el bajo mundo del combate al crimen; su propio nombramiento ha estado plagado de señalamientos, observaciones y cuestionamientos. Son de esas dudas que dañan.
Del Gordo Sierra podemos esperar cualquier cosa por ser un hombre fuera de la ley. La reciente quemazón de vehículos en distintos puntos de la entidad serían autoría de sus compinches como represalia por la captura de otros cómplices. Pero de Martín Godoy se hace necesaria una explicación detallada. No puede dejarnos con sospecha porque él es el procurador, es el fiscal que persigue al crimen, no el que pacta con ellos. Y es que no es primera ocasión en que su nombre y reputación son puestos en duda y no precisamente por criminales, sino por políticos (aunque algunos fueran la misma cosa).
Está claro que si se fustiga a los autodefensas que se niegan a deponer las armas o a incorporarse a las fuerzas policiales convencionales, es para evitar esta rara mezcolanza de grupos armados que pretenden legitimarse por la fuerza o incluso combatir al crimen sustituyendo a los anteriores criminales.
Los grupos de autodefensas demostraron que se puede combatir al crimen organizado cuando el Estado ha fallado, pero también han demostrado que si se salen de control, se pueden terminar convirtiendo en lo que alguna vez combatieron.
El procurador Godoy no puede dejar cabos sueltos. Si es malo para comunicar, tendrá que cambiar de hábitos y ponerse a comunicar. Si no le gusta explicar, tendrá que aprender a explicar, y no solo a los medios, también a los timoratos diputados de la legislatura local que, por cierto, ya se tardaron para ordenarle al procurador que vaya a comparecer.
¡¡Excelente viernes para todoooooooooooooooos!!
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