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Si en León, Guanajuato “la vida no vale nada” diría José Alfredo, pues en Acapulco cuesta tres mil pesos matar a alguien.
En la que resulta ser la ciudad más peligrosa de México y la cuarta a nivel mundial, una persona puede ser asesinada por esa cantidad según confesión de Juan Daniel Ojeda Coyotzin en la declaración ministerial que rindió a un día de haber matado a balazos al abogado Sergio Rosas González.
Ello dentro de la averiguación previa “TAB/SC/01/0180/2016” iniciada por la Fiscalía de Guerrero contra Ojeda Coyotzin por el homicidio de quien era sobrino del exalcalde Alberto López Rosas, quien un día antes fue nombrado coordinador de asesores del presidente municipal de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre.
Capturado por policías estatales, el suyo es el único caso de detención en flagrancia de un homicida en lo que va del año. Según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública del municipio, en el primer trimestre se registraron 218 homicidios dolosos, de manera ascendente: 65 en enero, 69 en febrero y 84 en marzo.
El presunto asesino asentó en su declaración que quienes le ordenaron la muerte del jurista pasaron por él en una camioneta al Golfito, un abandonado negocio de la Costera, cercano al restaurante Pollo Caliente de la Plaza Navegante, donde Sergio Rosas comía.
Tras lo cual le proporcionaron el arma y le dijeron cómo iba vestido su objetivo “de camisa azul cielo y pantalón azul”. Se quedaron esperándolo estacionados sobre la calle Capitán Malaspina. Le dijeron que estarían vigilándolo “y que recibiría 3 mil pesos una vez que privara de la vida a la víctima”.
Luego de arribar al lugar lo identificó rápidamente porque estaba solo en una de las mesas. Se acercó aproximadamente a dos metros de distancia y le disparó por la espalda hasta en cinco ocasiones y tras ver que se quedó recostado sobre la mesa, trató de huir encontrándose con policías estatales que pasaban por el lugar y lo detuvieron asegurándole el arma.