«Me llamo nadie» (J.E.P.)// By @Ruy_Carreno
Por Ruy Carreño
Hablar de José Emilio, es para mí, hablar de uno de los escritores mexicanos más queridos, leídos y reconocidos de las letras universales; “Pacheco, es un poeta del no, pero también del sí. El tema suyo es hablar sobre lo perdido, el elogio de la fugacidad” (Proceso número 1724, p. 75); con motivo del 76 aniversario del natalicio del poeta (30 de junio de 1939), el pasado 23 de junio, el Colegio Nacional dio inicio al simposio que lleva por título José Emilio Pacheco: la memoria encendida, con el cual rinde homenaje a quien fuera uno de sus miembros.
En la ceremonia inaugural, presidida por el historiador Enrique Krauze, Juan Villoro y José Narro Robles, rector de la UNAM, se develó un retrato del poeta, realizado en óleo sobre tela por la pintora moreliana Lucinda Urrusti, el cual pasará a formar parte de la galería de miembros del Colegio Nacional.
El título del documental de Claudio Isaac sobre “J.E.P.”, del cual parte el presente texto; inevitablemente me hace retornar a aquel capítulo de la Odisea, en el que Polifemo, pide a Ulises que le revele su identidad, al punto éste le contesta: “Nadie es mi nombre. Nadie me llaman padre, madre y demás amigos”. José Emilio Pacheco (J.E.P.), tiene la grandeza del loco Ulises, aquel que dijera ser “Nadie”, su humildad lo engrandece. “J.E.P.” el poeta, “J.E.P.” el novelista, el traductor y cuentista; pocos son los escritores que tienen la virtud de cultivar tantos géneros como él, así lo señaló el escritor y crítico literario de origen colombiano Héctor Abad, en el segundo coloquio realizado en el Aula Mayor del Colegio Nacional.
La poesía de Pacheco, no parece influida por ningún otro poeta, el abandono del “yo”, hace que sus textos tengan una voz propia, el lector encarna al poema, lo hace suyo, habita las palabras, para hablar por el género humano; porque el yo, no es posible sin el otro. La humildad de Berny, trasciende los límites de la otredad, para fragmentar al sujeto, el cual se encuentra carente de centro.
Esto le valió a José Emilio Pacheco, un sinnúmero de galardones, el Premio Xavier Villaurrutia (1973), el Reyna Sofía y el Premio Cervantes (2009); siendo el primer mexicano galardonado con el premio denominado Corona de Oro, la máxima distinción otorgada en el festival de poesía de la República de Macedonia. Pacheco, el poeta de las batallas, aquel que afirmara:“decirle al mundo yo soy poeta, (es) falso. Yo soy nadie”, ha dejado entre nosotros una presencia inagotable, que nos invita a redescubrir sus letras, a leerlo con el cerebro y el corazón.
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