Se Alimenta Con Maíz Frito Desde Hace Un año
STAFF @michangoonga
Debbie Taylor tiene 35 años y ama cocinar grandes comidas para su novio y su hijo adolescente. Sin embargo, cuando llega la hora de la cena, ella toma su paquete de maíz frito con sabor a carne de vaca. De hecho, es lo único que viene comiendo durante la última década.
La mujer trabaja de camarera en un hotel en Harlow, una ciudad situada en el condado de Essex, en Inglaterra. Debbie se ha vuelto tan paranoica con la comida que lleva un paquete de estos snacks cuando va a comer a restaurantes y se alimenta con ellos mientras que su pareja, llamada Gerald, disfruta de un plato tradicional. Curiosamente, no sale de su casa sin una bolsa. Por ejemplo, cuando él la invito de vacaciones a España junto a su hijo Luke, empacó una valija aparte repleta de estas unidades.
“No soy una fan de la comida cocinada”, escribió en un artículo sobre estilos de vida en la revista The Guardian algunos años atrás, y argumentó que es mucho más feliz alimentándose con maíz frito. “Cuando abro una bolsa, primero controlo que estén suficientemente recubiertas de carne. Si no es así, los voy a tirar a la basura”.
Debbie ha estado comiendo dos bolsas de tamaño familiar todos los días por dos años, y una cantidad superior durante los últimos diez. En su desayuno toma un te, se saltea el almuerzo y alrededor de las 4 de la tarde come la primera, mientras que la segunda la ingiere a las 20hs. Además, confiesa que la idea de ingerir otra cosa le genera rechazo.