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De acuerdo al Equipo Argentino de Antropólogos Forenses (EAAF), que trabaja con la fiscalía mexicana de manera independiente avalado por las familias de los desaparecidos, han informado que aún no existen «evidencias suficientes» para vincular los restos calcinados en Cocula, con los normalistas de Ayotzinapa.
A cuatro meses de la desaparición de los 43 normalistas, solamente se han comprobado los restos de uno de ellos a través de una muela y de un pedazo de hueso, mientras que el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck informó recientemente a la Procuraduría General de la República (PGR), que «El calor excesivo ha destruido el ADN y el ADN mitocondrial en los restos, por lo menos hasta el punto en que los métodos rutinarios no pueden emplearse para un análisis exitoso».
Por tal motivo señalaron de la posibilidad de utilizar una nueva tecnología llamada “Secuenciación Masivamente Paralela” (Massively Parallel Sequencing MPS), por sus siglas en inglés, sin costo alguno, lo cual podría servir como una herramienta útil para seguir con el análisis de los restos.
De acuerdo a las investigaciones señalan que los 43 jóvenes fueron entregados por policías municipales, a miembros del cártel Guerreros Unidos, quienes los llevaron al basurero de Cocula para calcinar los cuerpos, y para borra evidencia, metieron los restos y cenizas en bolsas de plástico para arrojarlas al río.
Al respecto se han detido a 98 personas vinculadas, el último de ellos a Felipe Rodríguez alias «El Cepillo» y sicario de Guerros Unidos, quien afirmó que al momento en que la policía municipal les entregó a los normalistas, al menos 25 de ellos ya estaban muertos por asfixia, mientras que otros 15 fueron acribillados en el basurero para después calcinarlos, y los restos fueron metidos en bolsas para arrojarlos al río.
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