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Durante 12 años aguacateros de municipios como Uruapan, Tancítaro, Zitácuaro, Tacámabro, Peribán, Tingambato, Los Reyes Y Paracho, por mencionar los más importantes productores, pagaron al crimen organizado más de 3 mil 168 millones de pesos, ya sea extorsiones, secuestros, como para evitar levantones, ejecuciones, quemas de huertas y protección del cártel de Los Caballeros Templarios.
Así lo afirmó Ruth G. Ornelas, consultora en temas de seguridad y desarrollo económico para el estudio titulado «Delincuencia organizada: mercados ilícitos y legales. El caso de Michoacán».
De acuerdo a la también ex empleada del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), «En términos reales, el valor de cobro por número de hectáreas sembradas de aguacate que recibieron Los Caballeros Templarios durante el periodo 2001-2013, estuvo en el rango de 210 a 264 millones de pesos por año», tiempo además en el que dicho cártel evolucionó y abarcó cada vez más actividades ilegales, que incidieron también en mercados legales, con el propósito de establecer su control y aumentar sus ya de por sí ingentes ganancias, señala el ya mencionado estidio auspiciado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
De igual manera asevera que el deterioro en el estado de derecho y la alta corrupción en Michoacán no fue desde la iniciación de Los Caballeros Templarios a la actualidad, sino desde antes de los años 60 y 70 con Los Valencia, para posteriormente continuar en los 80 con el Cártel del Milenio, Los Zetas y La Familia Michoacana.
La también ex analista del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), indicó que «Los Caballeros Templarios lograron subordinar alcaldías completas, pudiendo controlar y regular sus actividades económicas legítima en varios municipios de Michoacán: en La Ruana, a los limoneros; en Tancítaro y otros municipios a los aguacateros; en Coalcomán a los aserraderos; en Aguililla y Lázaro Cárdenas en las minas; en Tepalcatepec los negocios de carne y quesos. Un control importante sobre la actividad económica legítima a través de acciones coercitivas ilegales».
Los Templarios tenían prácticamente la radiografía completa de las huertas de los aguacateros, además de tener nexos o capturar a las autoridades locales, por lo que podían incidir para todo tipo de efectos, desde la extracción de rentas, la cosecha de aguacate, la comercialización, e incluso de tener accesos directos a las guías o permisos otorgados por la Junta Local de Sanidad Vegetal, que depende de la Sagarpa y los Comités Estatales de Sanidad Vegetal, expresa Ruth G. Ornelas.
Entre los datos proporsionados por la consultora en temas de seguridad se encuentran que los pagos de 3 mil pesos año por huerta era para conservar el permiso de exportación a Estados Unidos, Europa y Japón; de 1,500 pesos por hectárea de aguate por concepto de extorsión a productores que no exportaban; de 3 mil pesos anuales por hectárea a los exportadores de aguacate; 10 centavos cobraban por cada kilo de aguacate producido; De 4 a 6 pesos fue fijado el precio del kilogramo de aguacate a 250 empacadoras en Michoacán; 31 pesos era el precio del aguacate en la Central de Abasto de Morelia; 1 hectárea de aguacate tiene entre 80 y 160 árboles del fruto; Por cada árbol de aguacate se obtienen entre 300 y 800 kilogramos al año; 2 son las cosechas que se levantan de aguacate al año; La primer cosecha de aguacate se da después de cinco años de la plantación.
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