¿¿Pero Qué Carajos Te Hicieron Ciudad Hidalgo??
By: @michangoonga
Esto no es la locación del video de «Welcome to the Jungle» de Guns And Roses pero se parece: Un vehículo incendiado dentro de la Presidencia Municipal, documentos tirados al piso, graffiti en las paredes con las leyendas de “asesinos”, cajeros incendiados, comercios cristaleados, confusión y caos en el Centro del poblado.
En medio de todo ello, tres chavitos, dos de 17 y uno de 18 años, estudiantes, hijos de familia, populares y conocidos en su comunidad, asesinados de forma artera y cobarde.
Todo ello ocurrió en un lugar de Michoacán, en donde si bien ya estamos acostumbrados a estas noticias , lo cierto es que en esta ocasión sucedió en un lugar inesperado. No fue en Uruapan, no en Morelia ni en Apatzingán u otro lugar de la Tierra Caliente.
Es más, en esta ocasión los narcos nada tuvieron que ver por más raro que suene. Triste y contradictoriamente, todo fue causado por quienes deben velar por el orden y el respeto: policías municipales adheridos al Mando Único.
Al oriente de Michoacán, justo donde los tarascos fijaron la frontera de su imperio con los mexicas, fundaron el poblado de Taximaroa hoy Ciudad Hidalgo, que de ciudad tiene poco pues afortunadamente continúa preservando ese toque pueblerino de apenas más de 100 mil habitantes; es de esos rinconcitos michoacanos célebres que se ganó su pedazo de fama dentro del himno popular de Michoacán (“díganle que ando en Sahuayo y voy pa’ Ciudad Hidalgo”).
Pues bien, Ciudad Hidalgo se transformó en una Ciudad de la Furia que ayer no contuvo más días, meses, y tal vez años de enojo, de rencor, de reclamos y reproches que hicieron que la olla exprés estallará de tanta presión.
Cinco policías mataron a los tres jovencitos ya citados, de nombres Ricardo, Andrés y Sergio quienes viajaban en un Ford Fusion a eso de las 2am la madrugada del domingo cuando una camioneta blanca sin rotular con al menos 5 sujetos encapuchados (que resultaron ser los policías), y quienes les marcaron el alto. Los jóvenes se asustaron y aceleraron. ¿Quién carajos no lo haría de ver que sujetos así te marcan el alto con quién sabe que finalidad?
Eso les costó la vida, pues en el cruce de la calle Simón Bolívar y Leandro Valle en pleno Centro, fueron acribillados por quienes resultaron ser policías municipales de Mando Unificado (bajo las órdenes directas de la Federación).
Para tratar de encubrirse los agentes policiales sembraron una Smith & Wesson, .38 especial al conductor alegando que ellos les agredieron primero ante lo cual solamente respondieron. Eran cuatro los jóvenes que viajaban tras divertirse como cualquiera en una noche de sábado- madrugada de domingo. Uno de ellos logró salir ileso.
La gente no es pendeja. Los policías pensaron que sí. Pero el dolor y el reclamo social se desbordaron. Y el duelo fúnebre se transformó en oleada salvaje de destrucción sin sentido, cuyo sentimiento de venganza, de revancha, amenaza con seguir flotando en el aire mientras tres familias lloran y las instituciones brillan por su ausencia en el Michoacán, donde el comisionado Alfredo Castillo ve tranquilidad y paz social, siendo que la realidad nos muestra que ya hasta en pequeños poblados como Ciudad Hidalgo, la paz se extinguió.
Lo de Ciudad Hidalgo no es nuevo, apenas en junio pasado más de 20 policías fueron detenidos junto con 5 civiles por su presunta responsabilidad en el hallazgo de ocho narcofosas con 11 cadáveres.
Grupos terceros, que buscan otro tipo de intereses podrían aprovechar este rencor colectivo, este enojo social. Mientras tanto el procurador estatal de justicia Martin Godoy (ese mismo que asegura que los Templarios están extintos al 90%), dice que ya detuvieron y consignaron a los 5 policías por abuso de autoridad y justicia blablabla y más blablabla de promesas de resolución del caso.
Pobre Ciudad Hidalgo. Pobres Hildaguenses. Pobre Michoacán. Pobres michoacanos….