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Grandes maestras cocineras que han participado activamente no solo en los diferentes encuentros de Cocineras Tradicionales sino a través de los conocimientos heredados de generación en generación así como las experiencias personales que enriquecieron la construcción del Expediente que dio pie al reconocimiento de La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva – El paradigma de Michoacán por parte de la UNESCO participaron hoy en la ponencia Mujer Emprendedora, «Historias de Cocineras Tradicionales».
Bajo la coordinación de América Pedraza Calderón, investigadora especialista en el tema de las tradiciones michoacanas, las 3 maestras cocineras, Maria Inés Dimas de Santa Fe de la Laguna, Juana Bravo de Angahuan y Margarita Huerta Soliz de Zopoco, compartieron con los asistentes la forma de vida en sus comunidades indígenas y reseñaron lo que han tenido que vivir para llegar a estar en posibilidades de ofrecer no solo hospedaje, comida y elaboración de artesanía, sino a vivir la experiencia de involucrarse y ser partícipe directo de todo el proceso, hospedarse en una casa tradicional purépecha, conocer el proceso de elaboración de platillos tradicionales como las corundas, huchepos, atoles, churipo y aprender todo lo que conlleva la elaboración de una artesanía y de esa manera hacer conciencia del verdadero valor de lo artesanal.
Las diferentes intervenciones de las tres cocineras giraron en torno a la invitación al público en general a transmitir a las nuevas generaciones el amor y respeto por la tierra y lo que ella nos da, que los niños aprendan a comer y apreciar lo que se produce en las comunidades.
María Inés explicó los diferentes servicios que han ido desarrollando en sus propias comunidades en coordinación con dependencias como la Comisión para los Pueblos Indígenas, la secretaría de la Mujer, Secretaría de la Turismo, ofreciendo “experiencias” como campamentos para niños donde se les enseña desde cómo se siembra y cosecha el maíz y todo lo que se puede hacer derivado de un solo producto.
Finalmente América Pedraza, cerró la participación destacando la importancia del patrimonio inmaterial, no sólo para que cada nación pueda afirmar su identidad, sino además para que el conjunto de la comunidad mantenga su diversidad cultural y los procesos aprendidos por los pueblos junto con el conocimiento y herramientas desarrolladas por una sociedad, los productos que crean y sus recursos, espacios y otros aspectos del contexto natural y social necesarios para su sostenibilidad. Estos procesos proveen a las comunidades de un sentido de continuidad con las generaciones precedentes, así como para la salvaguarda de la creatividad de la humanidad.