El origen de los murciélagos
Por Fernando Juárez «El Sargento»
Cuenta un mito Oaxaqueño que los dioses crearon un ser llamado biguidibela, que significa “mariposa de carne”. La biguidibela se quejaba todo el tiempo del frío y de las inclemencias del tiempo porque aunque poseía la facultad de volar no contaba con plumas que cubrieran su cuerpo desnudo.
Los dioses al escuchar sus quejas y suplicas le indicaron que fuera a pedirle plumas a todas las aves de la tierra para que así cubriera su cuerpo y estuviera protegido, la biguidibela solamente fue a pedir plumas a las aves con los colores más bellos y exuberantes, solamente aceptaba las plumas más largas y brillantes.
Se cuenta que una vez que pudo cubrir su cuerpo, los dioses se dieron cuenta que de todos los seres que habían creado la biguidibela se había convertido en el ave más bella de todas, tal era su majestuosidad que los dioses le encomendaron que después de cada lluvia al salir el sol debía volar por los cielos para llenar de color al mundo, creando así al arcoiris.
La biguidibela al darse cuenta del favoritismo de los dioses comenzó a actuar de una manera soberbia y altanera, peleaba con las demás aves, las humillaba y las hacía sentir inferiores.
Tal era su soberbia, que un día los dioses la llamaron ante su presencia, le ordenaron que les demostrara con un vuelo la belleza de sus plumas y ante cada aleteo las plumas se iban pudriendo y desprendiendo del cuerpo de la biguidibela, hasta que llegó el momento en que volvió a estar con el cuerpo desnudo como al principio.
Tal fue la vergüenza y tristeza que sintió ante tan enorme castigo, que la biguidibela se escondió en una cueva y solamente salía en las noches para que ningún animal pudiera ver su cuerpo desnudo.
Actualmente nosotros llamamos a ese animal murciélago y a pesar de su aspecto en algún momento fue la criatura más bella que surco los cielos, o al menos eso es lo que dicen.
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